El Mecanismo Mundial de Financiamiento (GFF): invertir en la primera infancia

  • 18 junio 2019
  • 8 minutos de lectura

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  • El GFF persigue mejorar la nutrición y la salud maternal, la de los recién nacidos, los niños y los adolescentes.
  • Ayuda a 27 gobiernos para priorizar las inversiones, aumentar la financiación y garantizar la rendición de cuentas.
  • En Camerún y Camboya se ha demostrado que el GFF ayuda a los niños pequeños a sobrevivir y prosperar.
Foto: Cortesía de Dominic Chavez/Mecanismo Mundial de Financiamiento

El Mecanismo Mundial de Financiamiento (GFF) para las mujeres, los niños y los adolescentes ayuda a los gobiernos a priorizar y aumentar las inversiones en salud, nutrición y otros sectores de vital importancia a la hora de garantizar que los más pequeños empiecen sus vidas lo mejor posible. Para ello, el GFF reúne a contrapartes que se comprometen a combatir las muertes evitables y a mejorar la salud y la nutrición de las embarazadas, las madres, los recién nacidos, los niños y los adolescentes (RMNCAH-N), de modo que los gobiernos puedan aprovechar las experiencias y los recursos financieros de dichas entidades.

El GFF, lanzado en 2015 para acelerar el avance hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y contribuir a colmar las enormes lagunas de financiación en materia de RMNCAH-N, es un modelo catalizador impulsado a escala nacional que vincula las subvenciones directas con varias fuentes de financiación para mejorar la eficiencia y el volumen total de fondos destinados a la salud y la nutrición de las mujeres, los niños y los adolescentes.

¿Cómo funciona el GFF?

La colaboración del GFF con un determinado país se centra en lo s argumentos de defensa de la inversión en RMNCAH-N, con un plan nacional de nutrición y salud que establezca cuáles son las prioridades al respecto. Dicho plan se lleva a cabo mediante un proceso inclusivo bajo el liderazgo del Ministerio de Salud (u otro ministerio pertinente) con la participación de l de Finanzas.

Una plataforma nacional presidida por el gobierno con representantes de las principales partes implicadas en materia de salud y nutrición (como la sociedad civil, el sector privado, Naciones Unidas y otras agencias bilaterales y multilaterales) diseña y supervisa el desarrollo y la ejecución de las inversiones, así como el control de sus resultados. De este modo, resulta más fácil garantizar un alto nivel de transparencia y rendición de cuentas.

El GFF desempeña un papel importante a la hora de financiar las prioridades detectadas en materia de salud y nutrición. Para ello, actúa desde varios frentes: aporta financiación directa desde el fondo fiduciario del GFF, vinculado a la Asociación Internacional de Fomento (IDA) del Banco Mundial y al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (IBRD); recaba otras fuentes de financiación, como los recursos nacionales adicionales para la salud y nutrición; coordina financiación externa complementaria procedente de fundaciones y donantes bilaterales y multilaterales, entre otras fuentes; y recopila recursos del sector privado, tanto local como global, junto con fuentes de financiación innovadoras.

“El GFF persigue mejorar la eficiencia y el volumen total de fondos destinados a la salud y la nutrición de las mujeres, los niños y los adolescentes.”

En todos los países que cuentan con el apoyo del GFF, la financiación se centra en las prioridades especificadas en los argumentos de inversión para reducir las muertes evitables y mejorar los resultados en materia de salud, nutrición y desarrollo entre las poblaciones vulnerables de mujeres, niños y adolescentes. Hasta la fecha, 27 países reciben financiación del fondo fiduciario del GFF, y se prevé añadir otros 23 más de aquí al año 2023.

¿Y el desarrollo de la primera infancia?

Dado que en los argumentos de inversión de los países que reciben ayuda del GFF se especifican grupos demográficos vulnerables, lagunas en la cobertura de intervenciones de gran impacto y zonas geográficas dejadas de lado, no es de extrañar que la primera infancia haya sido tan importante en casi todos los argumentos de inversión y planes de implantación hasta la fecha.

Como parte de la iniciativa Every Woman, Every Child de Naciones Unidas, el GFF reconoce la importancia de invertir en los primeros años de vida de los niños con el fin de que todos tengan acceso a servicios de calidad que mejoren su salud, nutrición, capacidad de aprendizaje y bienestar emocional. Para ello, hay que satisfacer sus necesidades en materia de salud y nutrición; proporcionarles oportunidades de aprendizaje y estimulación temprana; y protegerlos frente a las fuentes de estrés que suelen afectar a los niños desplazados, en contextos de fragilidad, huérfanos o víctimas de malos tratos o abandono. El GFF favorece el desarrollo de la primera infancia en el marco de la atención y prevención continuadas para las embarazadas, las madres y los bebés durante el parto y después del nacimiento, así como desde la primera infancia hasta la adolescencia. Para ello, resulta útil la hoja de ruta del Marco para el cuidado cariñoso y sensible (Organización Mundial de la Salud, Unicef y Grupo del Banco Mundial, 2018).

El GFF, que hace hincapié en los resultados cuantificables, lleva un seguimiento de los indicadores de impacto clave y ha constatado que la mayoría guardan relación con una mejora en los datos de desarrollo de la primera infancia. Dichos indicadores son la tasa de mortalidad materna, la mortalidad entre los recién nacidos, la mortalidad entre los menores de 5 años, los retrasos en el crecimiento, la emaciación infantil moderada o grave, la fertilidad en la adolescencia y, en espera de los resultados de la investigación en curso, una medida del desarrollo infantil.

¿Qué hace el GFF en favor del desarrollo de la primera infancia?

“La mayoría de los indicadores de impacto clave guardan relación con una mejora en los datos de desarrollo infantil.”

El GFF fomenta un enfoque integral a la hora de ayudar a los niños a sobrevivir, prosperar y transformarse, pues de este modo es más probable lograr efectos a largo plazo que con proyectos aislados. Prevenir los retrasos en el crecimiento es necesario para garantizar un desarrollo infantil psicofísico sano, pero no basta. Sin embargo, con frecuencia las medidas orientadas a reducir los retrasos en el crecimiento y a ampliar la escala de los servicios en favor del desarrollo de la primera infancia no se coordinan a escala nacional ni global, y suelen faltar intervenciones en lo que respecta a la demanda y la oferta.

El GFF quiere abordar este desequilibrio en los países de renta baja, como Ruanda, y también entre poblaciones infrafinanciadas de países de renta medio baja, como Indonesia y Guatemala, con datos especialmente preocupantes en cuanto a los retrasos en el crecimiento u otros problemas relacionados con el desarrollo infantil.

Por ejemplo, en Camerún la malnutrición infantil sigue muy extendida, una situación que lleva más de 20 años estancada y que se caracteriza por enormes desigualdades. La tasa de retrasos en el crecimiento entre los menores de 5 años era del 24,2% en 1991 y del 32% en 2014. Con el fin de combatir los factores que llevan a la malnutrición crónica, se está utilizando financiación aportada por la IDA y el fondo fiduciario del GFF pa ra mejorar el aprovechamiento y la calidad de los servicios sanitarios y de nutrición destinados a mujeres, niños y adolescentes vulnerables.

Entre las intervenciones en materia de nutrición, se encuentran la distribución de micronutrientes a escala comunitaria; el fomento de prácticas de alimentación óptimas para los niños pequeños en el marco de los cuidados prestados antes, durante y después del parto (como la lactancia materna inmediata y exclusiva); la gestión de la malnutrición aguda; y la promoción de la nutrición de las mujeres, sobre todo adolescentes y embarazadas. Este énfasis en mejorar el estado nutricional de las adolescentes antes de la maternidad se basa en pruebas que demuestran que los retrasos en el crecimiento suelen empezar en el útero.

Además, el proyecto tiene un componente innovador que recibe bonos de impacto en el desarrollo: Kangaroo Mother Care (KMC), que ha da do lugar a resultados clave como el apego temprano y el vínculo madre–hi jo; a una disminución de los casos de bajo peso al nacer y mortalidad neo natal; y a una mejora en el desarrollo y el crecimiento de los niños pequeños. Al prestar servicios de estimulación temprana y nutrición (mediante la ayuda a las madres y otros cuidadores para que adopten prácticas atentas a la hora de alimentar a los niños, y la promoción de KMC entre los niños con bajo peso al nacer), el GFF contribuye a garantizar que los niños de Camerún crezcan lo mejor posible y desarrollen plenamente su potencial.

Otro caso de programación integral en favor del crecimiento y desarrollo sanos de los niños ampliará su alcance en Camboya, uno de los países que se han unido al GFF más recientemente. Aunque durante las últimas dos décadas Camboya ha vivido un fuerte crecimiento económico y una reducción considerable de la pobreza, el progreso sigue siendo lento en los resultados relativos al capital humano (salud, nutrición y educación), y l as principales desigualdades se encuentran en las zonas rurales, entre las poblaciones remotas, indígenas y desfavorecidas socioeconómicamente. La mortalidadmaterna se mantiene a niveles inaceptables, la reducción de la mortalidad entre los menores de 5 años no ha ido acompañada de mejoras similares entre los recién nacidos, y las altas tasas de desnutrición en las mujeres (peso por debajo de lo adecuado, anemia) y los niños (retrasos en el crecimiento y emaciación, anemia) constituyen un importante problema de salud pública.

“El desarrollo de la primera infancia ocupa un lugar central en el trabajo del GFF con los gobiernos por el gran impacto que tiene.”

Al analizar el sistema sanitario del país, se observa un patrón similar: la aceleración del progreso coexiste con la persistencia de ciertas carencias. Si bien ha aumentado la cantidad de partos que tienen lugar en centros de salud, el uso de la atención prenatal y la cobertura de vacunas contra la polio 3, siguen siendo muy variables tanto la disponibilidad como la calidad de los servicios sanitarios destinados a las madres y los niños, que son de vital importancia. Además, las comunidades están poco concienciadas y muestran una escasa demanda de servicios sanitarios de prevención, promoción y curación. Por su parte, la coordinación y la rendición de cuentas en lo que se refiere a la mejora de los resultados de RMNCAH-N son limitadas a todos los niveles.

El GFF cofinanciará la prestación de servicios de nutrición y salud para madres y niños que tratan de abordar varias de las cuestiones clave priorizadas en los argumentos para invertir en RMNCAH-N, como la reducción de la mortalidad neonatal y la desnutrición infantil. Junto con el Gobierno Real de Camboya, los gobiernos de Alemania y Australia también han reunido fondos mediante la inversión de la IDA, coordinando a sus recursos para redacta r el borrador de los argumentos de inversión. Los grupos a quienes va dirigida la inversión son las mujeres embarazadas o lactantes y los niños de hasta mil días de vida que residan en provincias con malos resultados en cuanto a salud y nutrición, altos niveles de pobreza y deficiencias en la oferta de servicios.

Gracias a los servicios priorizados, se lograrán mejoras en var ios ámbitos: la cobertura, calidad y cantidad de la atención prenatal (por ejemplo, en lo relativo a la nutrición materna), así como el acceso a esta; la detección, la gestión y el tratamiento de la malnutrición aguda grave a escala nacional; la magnitud de la atención de calidad durante el parto, así como el acceso a ella; la disponibilidad de la promoción y supervisión del creci miento en las comunidades y los centros de salud; y las prácticas de atención temprana esencial a los recién nacidos. El gobierno también apuesta por lograr mejoras en la disponibilidad y calidad de los servicios orientados a promover la buena nutrición de madres y niños pequeños (por ejemplo, en lo que se refiere al inicio temprano y la exclusividad de la lactancia materna, y a la alimentación complementaria) en las instalaciones sanitarias y las comunidades; la cantidad y la calidad de la atención postnatal; la prestación de servici os integrales de divulgación; la calidad de la gestión de enfermedades en recién nacidos; la inmunización sistemática y la cobertura; y la gestión/prevención de los casos de bajo peso al nacer.

El desarrollo de la primera infancia ocupa un lugar central en el trabajo del GFF con los gobiernos por el gran impacto que tiene no solo en las tasas de mortalidad infantil, sino también en la capacidad de los niños y adultos de prosperar en la vida.

Para obtener información más detallada sobre el modelo del GFF, visite el sitio web del GFF: https://www.globalfinancingfacility.org (en inglés y en francés).

Las referencias bibliográficas aparencen en la versión PDF del artículo.

Mariam Claeson Directora, Mecanismo Mundial de Financiamiento para las mujeres, los niños y los adolescentes, Banco Mundial, Washington D. C., EE. UU.
Temas Financiación Salud

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