El comienzo de la vida 2 – la naturaleza : un nuevo documental promueve el contacto de los niños con el mundo natural

Cada vez está más demostrado que el contacto con la naturaleza es esencial para el desarrollo saludable de los niños de diferentes formas, pues ofrece infinitas posibilidades de aprender cosas sobre el mundo y sobre las personas. Sin embargo, con la aceleración de la urbanización, la infancia ha cambiado. La naturaleza cada vez está menos presente en las vidas de los pequeños que se crían en ciudades, lo cual tiene consecuencias significativas: por ejemplo, se ha comprobado que existe una relación entre la falta de acceso a los parques urbanos y el aumento de las tasas de obesidad infantil (Wolch y otros, 2011).

Tenemos que crear incentivos para generar una cultura que valore el contacto de los niños con la naturaleza. En el Alana Institute creemos en el entretenimiento como instrumento de concienciación capaz de provocar un cambio de mentalidad. Nuestra experiencia demuestra la eficacia de los documentales para catalizar cambios culturales: las historias impactantes e inspiradoras pueden fomentar la empatía y la transformación.

En 2016, en colaboración con la Fundación Bernard van Leer, la Fundación Maria Cecilia Souto Vidigal y Unicef, realizamos la película El comienzo de la vida. Según datos de junio de 2020, más de 8,7 millones de personas en todo el mundo han visto esta impresionante demostración de la importancia de las relaciones en los primeros años de vida.

Ahora lanzamos una secuela, El comienzo de la vida – la naturaleza¹. Esta segunda parte estudia cómo viven los niños el mundo natural y muestra varias iniciativas de distintos países que fomentan la recuperación del contacto con la naturaleza. Por ejemplo, el Movimento Boa Praça de Brasil anima a los ciudadanos y a otras partes interesadas a ocupar las plazas de las ciudades para reclamar así su uso como lugar de ocio inclusivo, el objetivo con el que nacieron; y la Asociación para la Niñez y su Ambiente (ANIA), una entidad peruana sin ánimo de lucro, crea áreas muy pequeñas (solo medio metro cuadrado) para que los niños observen y cuiden la biodiversidad.

La película irá acompañada de una campaña para fomentar cambios de comportamiento en familias, jóvenes, médicos, educadores, ambientalistas, urbanistas, activistas y administradores públicos. Ahora estamos diseñando una serie de intervenciones que nos ayuden a hacer un llamado claro a cada uno de estos sectores: por ejemplo, una idea es facilitar a las familias una infografía con actividades que practicar al aire libre y pedirles que vayan apuntando las que realizan; o que los pediatras coloquen en las salas de espera pósteres que transmitan el mensaje de que el contacto con la naturaleza ayuda a mejorar la salud de los niños.

Para dar a conocer la película, usaremos breves vídeos personalizados y otros contenidos; implicaremos a los medios de comunicación; adoptaremos una estrategia de distribución que abarque cines, festivales, plataformas de vídeo bajo demanda, canales de televisión y Videocamp, un sistema que permite organizar proyecciones públicas gratuitas; promoveremos debates entre los responsables de las políticas; y contaremos con la colaboración de influencers y personajes famosos. También replicaremos la estrategia de difusión de la primera parte de la película, cuando Unicef la puso en primer plano en una de sus campañas globales y colaboramos con los tribunales de São Paulo para concienciar sobre los derechos de los niños con la ayuda del documental.

Se pueden consultar referencias en la versión en PDF del artículo.

¹ Una vez más, en colaboración con Maria Farinha Filmes y Flow, y con patrocinadores como la Fundação Grupo Boticário, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Fundación Maria Cecília Souto Vidigal y la Children and Nature Network.