«El gobierno presta atención a este tema»

Cómo influye en la política la Unidad de ciencias del comportamiento del gobierno de Argentina: entrevista con Iván Budassi

  • 30 marzo 2023
  • 6 minutos de lectura
Foto: Cortesía de la Fundación Bernard van Leer.

En julio de 2021, el gobierno de Argentina creó la Unidad de Ciencias del Comportamiento y Políticas Públicas. Inicialmente dependía de la Secretaría de Asuntos Estratégicos, que responde directamente a la presidencia (un caso excepcional en América Latina, donde este tipo de experimentos no se suelen llevar a cabo a nivel gubernamental). Al presentar la unidad, el presidente Alberto Fernández declaró: «Queremos ayudar a las personas a tomar mejores decisiones, para ellas mismas y para el país. Nuestra intención es diseñar políticas públicas que respondan a las necesidades de los seres humanos».

Iván Budassi

Iván Budassi participaba activamente en la política argentina cuando fue seleccionado para dirigir la unidad. Además, es abogado y profesor universitario de derecho administrativo, y tiene una sólida trayectoria académica: estudió análisis conductual del derecho en la Harvard Law School, donde conoció a Cass Sunstein, investigador estadounidense especializado en asuntos jurídicos y uno de los autores de Un pequeño empujón, considerado el libro más influyente en el campo de las ciencias del comportamiento (Thaler y Sunstein, 2008). En esta entrevista, Budassi habla con Irene Caselli sobre la utilidad de las ciencias del comportamiento para mejorar las políticas públicas destinadas a las familias y sobre el reto que supone dirigir una unidad tan importante en un contexto político volátil.

¿Por qué decidió el gobierno de Argentina crear una unidad interna centrada en el concepto del «empujoncito»?

Former Secretary of Strategic Affairs of Argentina Gustavo Beliz had seen first hand during his tenure at the Inter-American Development Bank (IDB) how behavioural science could help design better public policies. He was the key actor who convinced President Alberto Fernández to establish the unit, showing the importance that “champions” can have in setting up innovative policies.

President Fernández, like me, has an academic background in law – in his case, criminal law. He understands how people’s behaviour is not only shaped by education, economic incentives and the threat of punishment. He was able to appreciate how valuable it could be to find other ways to influence people’s decisions that are effective and low-cost.

¿Fue importante situar la unidad directamente bajo la presidencia del gobierno?

“Es importante simbólicamente, para transmitir el mensaje de que el gobierno presta atención a este tema”.

Es importante simbólicamente, para transmitir el mensaje de que el gobierno presta atención a este tema. En países con marcos institucionales débiles, algo habitual en América Latina, es especialmente importante contar con el apoyo de una figura influyente del poder ejecutivo. Si la ciudadanía sabe que el presidente respalda directamente una determinada política, esta puede ganar eficacia.

En otros países que han empezado a aplicar las ciencias del comportamiento en las políticas públicas, también se ha prestado mucha atención a comunicar ese respaldo del gobierno, como ocurre en el Reino Unido con el Behavioural Insights Team, la primera organización gubernamental encargada de aplicar las ciencias del comportamiento a las políticas públicas, que hoy sigue siendo la más prestigiosa del mundo. Barack Obama y Cass Sunstein también crearon una unidad de este tipo en la Casa Blanca.

Pero aquí, en América Latina, hasta ahora ha habido muy pocos intentos de introducir las ciencias del comportamiento a nivel gubernamental.

¿Qué retos se han presentado a la hora de crear la unidad?

Hay que saber actuar en tres ámbitos a la vez: no solo en la administración pública y el mundo académico, sino también en la esfera política. Es necesario conocer el entorno político lo suficiente para lograr como mínimo que te dejen trabajar. No se trata solo de conseguir el apoyo de cargos políticos centrales, en nuestro caso el presidente Fernández y Beliz, que en ese momento era secretario. También hay que convencer a figuras políticas y burócratas que trabajan a escala local, municipal y provincial.

Creamos la unidad con el apoyo del BID y hemos tenido que combatir los prejuicios que existen en América Latina contra ese tipo de organizaciones internacionales. Tenemos que demostrar que no estamos tratando de copiar alguna receta mágica ideada en Canadá o Estados Unidos y aplicarla en entornos rurales muy diferentes. Es cierto que la esencia del modo de tomar decisiones no cambia, pero lo importante es comprobar cómo funcionan las iniciativas en cada contexto.

Por suerte, se pueden aplicar las ciencias del comportamiento con precisión quirúrgica y recabar pruebas por un coste muy bajo para saber si una determinada intervención funciona en un contexto local y si se debería ampliar. De este modo, es más fácil demostrar la utilidad de las ciencias del comportamiento. Con la colaboración del BID, en primer lugar buscamos cien proyectos que pensábamos que podían mejorar con la aplicación de las ciencias del comportamiento. Seleccionamos diez de ellos y actualmente estamos cerrando acuerdos. Por otro lado, la unidad también gestiona otros 15 proyectos independientes.

Uno de esos diez proyectos se centra en la lactancia materna. ¿En qué consiste?

Sabemos que la lactancia materna resulta claramente ventajosa para la salud pública en comparación con la leche artificial. Argentina sigue las directrices internacionales que tratan de impedir la publicidad agresiva por parte de las empresas de leche artificial, pero estas siguen tratando de fomentar su consumo de forma velada. En Almirante Brown, un municipio de casi un millón de habitantes de la provincia de Buenos Aires, se ha observado que en algunos centros de salud (muchos de ellos en zonas de vulnerabilidad social) el personal médico receta más leche artificial de lo que cabría esperar.

Estamos visitando los centros de salud del municipio para tratar de descubrir qué ocurre. Una madre acude con su bebé, que tiene algún problema de salud, y sale de la consulta con una receta de leche artificial. ¿Por qué? ¿Qué sesgos intervienen en la toma de decisiones?

Una hipótesis es el sesgo de la acción: cuando vamos al centro de salud, queremos salir con una receta de un fármaco o una cita para que nos hagan alguna prueba. Supongamos que un bebé lleva cinco días con diarrea y el personal médico recomienda continuar con la lactancia materna, porque es lo mejor. El consejo no será bien recibido, porque la gente prefiere oír que hay hacer algo distinto. Además, creen que la leche artificial no causará ningún daño, pero la verdad es que puede ser contraproducente si fomenta el abandono de la lactancia materna.

Podemos formular hipótesis, pero hay que probarlas. Y aquí es donde las ciencias del comportamiento resultan especialmente atractivas: podemos tener un sinfín de ideas a nivel teórico, pero hay que investigar y ver cómo funcionan sobre el terreno. Ahora estamos en esa fase de evaluación inicial, tratando de ver qué sesgos intervienen en la toma de decisiones de las madres y del personal médico. Después, en un plazo de un año, queremos diseñar intervenciones y ponerlas a prueba, para evaluarlas recabando datos de peso.

Las autoridades locales apoyan este proyecto porque ven claramente su posible impacto positivo en la salud y el desarrollo infantiles, pero también en sus presupuestos, porque la leche artificial es cara.

Ahora que Beliz ya no es secretario y que se aproximan las elecciones de 2023, ¿qué tiene que hacer la unidad para garantizar la continuidad?

“Teniendo en cuenta ese desafío, estamos tratando de convencer de la utilidad de las ciencias del comportamiento a todo el espectro político”.

En Argentina, está claro que la continuidad institucional es la excepción y no la regla. Teniendo en cuenta ese desafío, estamos tratando de convencer de la utilidad de las ciencias del comportamiento a todo el espectro político, desde las principales figuras políticas del gobierno hasta los miembros del principal partido de la oposición.

Hemos creado la Red Argentina de Ciencias del Comportamiento, que tiene funciones de formación y divulgación y está formada por especialistas en ciencias del comportamiento del ámbito académico junto con personas que están empezando a familiarizarse con este mundo, como funcionarios y funcionarias de nivel medio. La red está dirigida por un investigador, Joaquín Navajas, y no sigue ninguna corriente política. Por último, quisiera señalar que hemos superado nuestro primer obstáculo: a pesar de la dimisión de Beliz a principios de agosto, la unidad ha superado la crisis y sigue viva y coleando, aunque desde octubre de 2022 no forma parte de la presidencia y ha pasado a depender del Ministerio de Economía.

Para demostrar la utilidad de un enfoque conductual, sabemos que no basta con desarrollar un proyecto como el de la promoción de la lactancia materna en Almirante Brown, hacer pruebas y publicar un artículo.

Tenemos que crear una política que se pueda ampliar y que le cambie la vida a la gente.

Todas las referencias se encuentran en la versión PDF de este artículo.

Iván Budassi

Iván Budassi es director de la Unidad de Ciencias del Comportamiento y Políticas Públicas del gobierno de Argentina desde 2020, donde se ocupa de promover proyectos de aplicación de las ciencias del comportamiento a las políticas públicas. En su trayectoria académica, estudió análisis conductual del derecho en la School of Law de la Universidad de Boston.

En 2019 fue profesor visitante de «regulación y ciencias del comportamiento» en la especialización de Derecho Administrativo de la Universidad Católica de Argentina.

Irene Caselli

Irene Caselli es escritora y reportera multimedia con más de 15 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Ahora se centra en primera infancia, derechos de reproducción y personas cuidadoras. Es asesora sénior para la Iniciativa de periodismo global sobre primera infancia en el Dart Center. Ha trabajado durante una década como corresponsal extranjera en América Latina para la BBC, The Washington PostThe GuardianThe New York Times, entre otras publicaciones. En enero de 2021 lanzó su propio boletín, The First 1,000 Days (Los primeros mil días), donde escribe sobre este período fundacional de nuestras vidas al que no se suele prestar la suficiente atención.

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