En 2019, no creo que tengamos que hablar del “porqué” cuando se trata de fomentar la nutrición. Eso ya está superado. Según el informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (2018), el hambre en el mundo ha aumentado por tercer año consecutivo. El número absoluto de personas desnutridas, es decir, aquellas que padecen una privación de alimentos crónica, en 2017 aumentó hasta alcanzar los 821 millones, mientras que en 2016 era de 804 millones. Sin embargo, al menos diez países han logrado reducir los casos de retrasos en el crecimiento entre 2015 y 2017, lo que demuestra que si se quiere, se puede.
Pero se avanza demasiado despacio, no solo por causas relativas a la dieta, sino que también influyen negativamente impactos y factores de estrés relacionados con el clima y los conflictos, que han agravado el hambre y la malnutrición en numerosos países. Al mismo tiempo, aumentan los casos de sobrepeso, obesidad y enfermedades crónicas, lo cual lleva a una doble (o triple) carga de malnutrición. Y la malnutrición sale cara: mina la prosperidad de las mujeres y los hombres, así como la de sus familias y naciones; y provoca daños en el cuerpo y el cerebro de los niños, lo cual afecta a su salud, educación y productividad en el futuro.
Por lo tanto, para fomentar la nutrición, resulta crucial concentrarse en el “qué” y en el “cómo” si queremos lograr resultados a gran escala. En mi opinión, la “receta del éxito” tiene que contar con tres ingredientes clave que incluyen: control por parte del gobierno; colaboración entre diversos sectores y partes implicadas para lograr una implantación coordinada, e inversión.
Control por parte del gobierno
En la actualidad, impulsan el Movimiento SUN 60 países y cuatro estados de la India. Su experiencia ha demostrado que el control, el compromiso y el liderazgo del gobierno con respecto a la agenda en materia de nutrición son la única forma sostenible de reducir los retrasos en el crecimiento y permitir que las personas, las sociedades y las naciones desarrollen plenamente su potencial.
Desde que se sumó al SUN, Etiopía ha logrado una caída del 20% en la tasa de malnutrición infantil. La base de este éxito está en el compromiso constante del gobierno, que ha avanzado de forma impresionante en la lucha contra la pobreza y ha aumentado la inversión en servicios sociales básicos. El gobierno ha empezado a integrar una serie de medidas relacionadas con la nutrición en varias iniciativas coordinadas por el Ministerio de Salud, así como en sus programas de agricultura. Una de las decisiones más destacadas en este sentido se tomó a principios de 2016, cuando se integró la nutrición en la cuarta fase del programa de redes de protección productiva (PSNP), que desde 2005 funciona bajo la batuta del Ministerio de Agricultura. Es uno de los mayores programas de protección social del África subsahariana y aspira a mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición para más de 8 millones de personas, que participan en obras públicas a cambio de alimentos o dinero.
En Zambia pueden decir con orgullo que tienen una de las tasas de lactancia materna exclusiva más altas del mundo: el 72,5% de los bebés se alimentan únicamente con leche materna desde el nacimiento hasta los 5 me ses. Este logro se debe en gran parte a la legislación y las políticas implantadas con elobjetivo de crear un entorno que ayude a las mujeres a conciliar el trabajo con la vida familiar. Por ejemplo, aquí las trabajadoras consideradas vulnerables tienen derecho a 120 días de baja por maternidad. Hoy 13 países del Movimiento SUN, en su mayoría del África oriental y meridional, tienen tasas de lactancia materna exclusiva superiores al 60%.
“El control, el compromiso y el liderazgo del gobierno con respecto a la agenda en materia de nutrición son la única forma sostenible de reducir los retrasos en el crecimiento.”
Bangladesh, que forma parte del SUN desde 2010 y fue uno de los primeros países en sumarse al movimiento, ha dado pasos importantes para llevar a cabo programas y políticas de nutrición multisectoriales mediante la revitalización del Consejo de Nutrición Nacional de Bangladesh (el cuerpo coordinador y responsable de las políticas), presidido por el primer ministro. Asimismo, se ha presupuestado un segundo plan de acción nacional por la nutrición para el decenio 2016–2025. En Bangladesh, la influencia del Movimiento SUN ha llevado a que el gobierno se comprometa más en materia de nutrición y ha catalizado una serie de redes especiales para lograr la colaboración entre distintas partes implicadas, como la sociedad civil, los organismos de desarrollo y las agencias de las Naciones Unidas.
Kenia entró oficialmente en el Movimiento SUN en agosto de 2012, demostrando así su compromiso por actuar de forma coordinada para mejorar la nutrición. Al mismo tiempo, el país puso en marcha el primer plan de acción nacional por la nutrición (NNAP 2012–2017) y adoptó 11 medidas de gran impacto en este ámbito, orientadas al crucial periodo de los primeros mil días de vida de los niños. Hoy Kenia es el único país que se encamina a alcanzar todos los objetivos marcados por la asamblea de la Organización Mundial de la Salud en materia de nutrición. La diversidad de los factores que han contribuido a reducir los casos de retrasos en el crecimiento da fe de la eficacia del enfoque multisectorial.
Está claro que el control y el compromiso políticos, si se traducen en políticas, planes y marcos jurídicos sólidos, contribuyen en gran medida a alcanzar estos logros. El liderazgo suele surgir desde arriba y, si procede del nivel más alto del gobierno, como el presidente o el primer ministro, puede marcar una gran diferencia. Los políticos tienen la posibilidad de reunir a las distintas partes implicadas y a sectores clave para garantizar que el gobierno en su conjunto aborde los factores que llevan a la malnutrición (como la desigualdad entre sexos, la escasez de inversiones en educación o las acciones agrícolas que no tienen en cuenta la nutrición). Como ministra de Agricultura, Naturaleza y Calidad de los Alimentos en los Países Bajos y en otros cargos que he desempeñado, he descubierto que el compromiso político no es algo que simplemente exista ni que surja por casualidad, sino que se puede crear y reforzar con el tiempo, si se interviene de forma estratégica.
Colaboración y funcionamiento a través de diversos sectores y partes implicadas
El consenso en torno a los resultados nacionales y comunes contribuye a dar forma a modos de trabajar en los que intervienen diversos sectores y partes implicadas. Así, se ha observado un gran aumento en el número d e países miembros del SUN que cuentan con planes de nutrición nacionales : en 42 países se aborda el problema de la malnutrición con un enfoque pangubernamental de este tipo. Además, los integrantes del SUN unen sus fuerzas cada vez más para analizar el progreso logrado y establecer prioridades para el futuro. Entre abril y agosto del año pasado, 54 países del movimiento realizaron la evaluación conjunta anual, consistente en analizar sus propios resultados en cuanto al fomento de la nutrición. Nunca antes se había alcanzado una participación tan alta. Esta evaluación, una característica exclusiva del SUN, ofrece una panorámica muy interesante del modo en que los distintos sectores y partes implicadas colaboran a escala nacional y subnacional: 55 países del SUN (cuatro más que en el periodo 2016–2017) cuentan con una plataforma activa de múltiples interesados a escala nacional. En 33 países estas plataformas también funcionan a escala subnacional, como apoyo para la implantación y las intervenciones locales, implicando a diversos sectores (empoderamiento de la mujer, agricultura, agua e higiene, salud, protección social y educación).
El control por parte del gobierno y la colaboración entre los departamentos de sanidad, educación, agricultura, protección social, desarrollo económico y finanzas, junto con los planes de nutrición de múltiples interesados centrados en los resultados, son factores que marcan la diferencia a la hora de lograr un impacto estructural. Para contribuir a que se haga realidad, es imprescindible contar con un sistema de datos fiable e invertir lo suficiente a nivel nacional.
Invertir en nutrición: no solo por hacer lo correcto, sino porque sale rentable
“Para un país medio, cada dólar gastado en reducir la desnutrición crónica infantil da una rentabilidad de 16 dólares.”
La buena nutrición no solo es la consecuencia de un buen desarrollo, sino también la causa, pues es un factor clave que impulsa el desarrollo humano sostenible y el crecimiento económico: una población bien nutrida, empezando por los niños, desempeñan mejor en la escuela y pueden ser económicamente más productivos. Para garantizar el éxito económico del mundo e n el futuro, hay que aumentar el capital humano. Como dice mi amigo Akinwumi Adesina, presidente del Banco Africano de Desarrollo, desarrollar “la infraestructura de materia gris” africana mediante inversiones multisectoriales en nutrición es la mejor forma de garantizar que los niños de hoy puedan crecer bien y se conviertan en líderes en el futuro.
Se calcula que en la actualidad, entre los países del SUN, el 4 % del gasto gubernamental general se destina a iniciativas relevantes para la nutrición. En 2016, solo Comoras destinó más del 5% de su presupuesto nacional a proyectos de este tipo. En numerosos países, como Costa de Marfil, se ha avanzado mucho en este aspecto y los gobiernos nacionales realizan aportaciones cada vez más parecidas a lo que proporcionan los organismos de desarrollo.
Ningún país del mundo se puede permitir una pérdida anual del P IB de entre el 3 y el 16%, que es el coste real de la malnutrición. P or otro lado, las intervenciones en este terreno son inversiones excelentes: para un país medio, cada dólar gastado en reducir la desnutrición crónica infantil da una rentabilidad de 16 dólares.
Lo más inteligente para reducir todo tipo de malnutrición es invertir tanto en proyectos específicos de nutrición como en los que están relacionados indirectamente con este ámbito y apostar por un cambio de paradigma: dejar de abordar la seguridad alimentaria y la nutrición de forma sectorial y, en cambio, adoptar un enfoque multisectorial más sólido que englobe a numerosas partes implicadas. De este modo, se mejora la capacidad de garantizar dietas sanas a todo el mundo, con lo que se protege a las personas y al planeta por igual.
Para lograr un mayor impacto durante los primeros mil días de vida de los niños, hay que:
- garantizar que las jefaturas de Estado y de gobierno presten la debida atención política al asunto
- ampliar la escala de las iniciativas que hayan demostrado su rentabilidad en materia de igualdad entre sexos y de los sistemas alimentarios sostenibles que tengan en cuenta la nutrición, así como aprovechar las aportaciones de varios sectores
- convencer a los ministros de Finanzas para que aumenten las inversiones nacionales en nutrición
- considerar fuentes de financiación innovadoras, como los ingresos privados y los instrumentos multilaterales como el Mecanismo Mundial de Financiamiento.
Como plataforma de colaboración e inspiración para 60 países y cuatro estados de la India, el Movimiento SUN apuesta por crecer como espacio inmejorable para fomentar que se invierta en la infancia. Si se logra que la buena nutrición durante los mil primeros días de vida de los niños, para prevenir la desnutrición y el desperdicio, así como la obesidad, como prioridad política, no solo se reconocerá a escala mundial la importancia de dicha fase para que los pequeños desarrollen plenamente su potencial físico y cognitivo, sino que además se catalizará la implantación de la Agenda 2030 y, en consecuencia, el cumplimiento de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las referencias bibliográficas aparencen en la versión PDF del artículo.