El Kids in Communities Study: ¿qué aspectos del entorno marcan la diferencia durante el desarrollo de los niños?

  • 1 julio 2017
  • 5 minutos de lectura
Foto: © iStock.com/FatCamera

Hasta la fecha, la investigación sobre el desarrollo de la primera infancia se ha centrado principalmente en los entornos familiar y escolar, pero para crear entornos positivos que contribuyan al desarrollo óptimo de los niños pequeños, hay que estudiar más a fondo cómo influyen todos los lugares en que se crían. Sin embargo, se han llevado a cabo relativamente pocos estudios rigurosos en el ámbito de la llamada “investigación sobre los efectos del barrio”, es decir, sobre cómo afecta la comunidad al desarrollo infantil. El estudio sobre los niños en las comunidades (Kids in Communities Study, KiCS) aporta a este campo de investigación un análisis de los factores que podrían influir en el desarrollo infantil (Goldfeld y otros, 2015).

Más del 50% de la población mundial vive en ciudades (Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, 2014), lo que significa que muchos niños se crían y se desarrollan en este tipo de entornos. En  respuesta al rápido crecimiento demográfico y para fomentar el bienestar infantil, en las agendas políticas se defiende la necesidad de crear ciudades con buena calidad de vida y adaptadas a los niños (UNICEF Australia, Internet). Sin embargo, escasean las directrices y las pruebas que expliquen cómo es una ciudad adecuada para los niños pequeños.

Lo que sí se ha demostrado es que las condiciones socioeconómicas negativas constituyen un problema fundamental: los estudios revelan que, en las comunidades desfavorecidas, la falta de recursos y oportunidades hace que el desarrollo infantil sea peor, problema que se transmite de generación en generación (Gupta y otros, 2007). Asimismo, los estudios señalan factores que fomentan el desarrollo positivo de los niños: resultan beneficiosos, incluso en comunidades de renta baja, aspectos como la implicación de los padres y las familias, las organizaciones comunitarias activas y los barrios en los que se puede jugar y pasear sin riesgos (Zubrick y otros, 2005; Engle y otros, 2011; Ward y otros, 2016).

En cualquier caso, necesitamos mucha más información sobre los efectos de la comunidad en el desarrollo infantil y, sobre todo, tenemos que saber qué factores se pueden modificar. Estos datos son imprescindibles si queremos concebir políticas y programas más eficaces que mejoren el desarrollo de los niños en todas las comunidades. En concreto, esta información resultará útil a la hora de diseñar políticas públicas como las relativas al diseño y planificación urbanos, la salud pública y los servicios sanitarios infantiles. Ahora que está aumentando el interés político por las intervenciones locales, es el momento de recabar pruebas que permitan mejorar el desarrollo y la salud de los niños en el ámbito comunitario.

El Kids in Communities Study

El estudio sobre los niños en las comunidades, que se está llevando a cabo en Australia, analiza la influencia que tienen las comunidades en el desarrollo de la primera infancia (Goldfeld y otros, 2015). De este modo, contribuirá a la creación de indicadores y medidas que podrán utilizar las comunidades, los responsables de las políticas y otras partes implicadas en el diseño de políticas y programas que mejoren el desarrollo de los niños en sus comunidades.

El KiCS se basa en una visión ecosistémica del desarrollo infantil, lo que significa que se centra en los numerosos factores presentes en los distintos niveles de la sociedad, como la familia y la comunidad en las que se cría el niño, así como las políticas de los gobiernos federal, estatal y local. Con una combinación de varios métodos y un enfoque cuantitativo y cualitativo innovador (Goldfeld y otros, 2017), el estudio mide factores de cinco dominios comunitarios distintos pero relacionados entre sí: socioeconómico, físico, social, gobernanza y servicios.

Figura 1: Marco conceptual del KiCS. Fuente: Goldfeld y otros, 2015

Entorno socioeconómico
Las pruebas que mejor demuestran la relación entre la comunidad y el desarrollo de la primera infancia son los indicadores que revelan la situación favorable o desfavorable de un barrio, como la afluencia, la pobreza, la estabilidad residencial y la educación (Bradley Corwyn, 2002). Este dominio, junto con datos como los grupos minoritarios y las etnias, se centra en el entorno sociodemográfico de las comunidades, que puede afectar al desarrollo infantil en varias áreas clave, como el bienestar y la salud físicos, y la competencia socio-emocional.

Entorno físico
El KiCS se centra en el entorno construido, es decir, la “parte del entorno físico elaborada por la actividad humana” (Saelens y Handy, 2008), que abarca las viviendas, la seguridad de las carreteras, el transporte público y la disponibilidad y cercanía de lugares como parques, infraestructuras sociales (por ejemplo, escuelas y guarderías) y otros espacios en los que los niños puedan jugar y relacionarse entre ellos (Villanueva y otros, 2016).

Entorno de los servicios
En la prestación de servicios (en concreto, lo que se ofrece en el ámbito comunitario), influyen factores como la cantidad, la calidad, la accesibilidad y la coordinación (Sampson y otros, 2002). Asimismo, este dominio abarca soluciones políticas tangibles. El KiCS se centra en los servicios que se suelen prestar en el ámbito local para satisfacer las necesidades de las familias y de los niños pequeños (por ejemplo, escuelas de enseñanza primaria, guarderías y médicos de cabecera).

Si los investigadores, los profesionales, los proveedores de servicios, las familias y las comunidades tienen una visión más clara de cómo influyen el ámbito físico y los servicios, podrán empezar a plantearse cómo modificar el entorno construido y el sector de los servicios para mejorar el desarrollo infantil.

Entorno social
La teoría ecosistémica destaca el papel de la influencia socioambiental y abarca factores como el capital social, los vínculos sociales y la cohesión comunitaria, la delincuencia y seguridad percibidas, el apego al barrio y la percepción del nivel de adecuación a las exigencias de los niños. En parte coincide con el dominio físico y el de los servicios, lo cual no es de extrañar. El entorno social en el que se crían, se desarrollan y aprenden a interactuar los niños puede llegar a afectar en gran medida a la calidad de su desarrollo (Goldfeld y otros, 2015).

Entorno de la gobernanza
El ámbito de la gobernanza abarca la implicación de los ciudadanos y la participación civil, las políticas locales sobre desarrollo de la primera infancia, los principales líderes locales y las colaboraciones en favor de la primera infancia. La gobernanza y el liderazgo se amplían si se suman más líderes locales (como el gobierno local), así como proveedores de servicios locales y otras partes implicadas que trabajen en mesas redondas sobre el desarrollo de la primera infancia o que impulsen la inversión y el cambio. Aunque hay pocas pruebas que demuestren claramente el vínculo entre la gobernanza y la mejora del desarrollo infantil, es evidente que desempeña un papel fundamental a la hora de fomentar cambios en el ámbito local (O’Toole, 2003).

Conclusión

Vale la pena implantar políticas encaminadas a reducir la vulnerabilidad del desarrollo infantil y a fomentar que los niños pequeños se desarrollen de forma óptima. Resulta crucial empezar la vida con buen pie (Chan, 2013). Durante la primera infancia, el entorno puede influir de forma crítica en el desarrollo cerebral (Hertzman, 2004). Los niños que viven en entornos estimulantes y positivos en la primera fase de su vida (0–8 años) cuentan con una base óptima para su futuro desarrollo físico, social, emocional y cognitivo (Heckman, 2006).

Hasta ahora los estudios se han centrado en factores relacionados con los niños, las familias y las escuelas, pero ha llegado el momento de tener en cuenta la importancia de los entornos comunitarios como mecanismo para mejorar el desarrollo infantil. Si descubrimos qué aspectos del lugar en que viven los niños pueden influir de forma positiva en su desarrollo, podemos plantearnos cómo orientar las inversiones para fomentar un buen desarrollo durante la primera infancia. Los estudios como el KiCS sugieren en qué ámbitos se podría intervenir para lograr resultados.

Las referencias bibliográficas aparencen en la versión PDF del artículo.

Sharon Goldfeld
Karen Villanueva
Temas Ciudades Estadísticas Investigación Niños Políticas

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