Las ciudades pueden ser un entorno fantástico en el que crecer, pero a veces interponen grandes dificultades para el desarrollo sano de los niños. La iniciativa Urban95 de la Fundación Bernard van Leer aspira a lograr cambios duraderos en los entornos y las oportunidades que tanto influyen en los cinco primeros años de vida de los niños, una fase crucial. Para ello, Urban95 colabora con urbanistas, diseñadores, gestores y autoridades de las ciudades, a quienes invita a plantearse lo siguiente: “Si vivieras la ciudad de la forma en la que lo hace un niño de menos de 95 cm (la estatura de un niño de 3 años), ¿qué cambiarías?”
Entre los aspectos clave de Urban95, cabe destacar los siguientes:
En el marco de Urban95, colaboramos con las ciudades y con emprendedores urbanos en busca de ideas que cambien el modo en que las familias con niños pequeños viven, juegan, se relacionan y se desplazan en las ciudades, para luego ampliar la escala de las ideas que funcionen. Asimismo, trabajamos con los medios de comunicación y con figuras influyentes para concienciar a las autoridades competentes sobre lo que necesitan los bebés, niños pequeños y cuidadores que viven en la ciudad, y con empresas de urbanismo y diseño urbano para idear instrumentos y cursos de formación orientados a los profesionales de este campo.
Una parte fundamental de Urban95 consiste en forjar alianzas con ciudades decididas a ampliar la escala de los proyectos piloto prometedores. Una de las primeras alianzas fue con Tel Aviv (Israel), cuyo caso se analiza más a fondo en las páginas 93 a 96.
Urban95 se ocupa de diversos ámbitos (servicios para los niños pequeños, espacios públicos, transporte, urbanismo, uso del suelo y gestión de datos en las ciudades) con el objetivo de mejorar dos factores cruciales para el desarrollo de la primera infancia: la calidad y frecuencia de las interacciones entre los pequeños y sus cuidadores, y el bienestar de dichos cuidadores.
Cuando hablamos con los urbanistas y diseñadores urbanos (que piensan en términos concretos y espaciales), insistimos en que para garantizar que los bebés y los niños pequeños en el contexto urbano se desarrollen de forma saludable, hay que tener en cuenta que:
En la práctica, esto significa que las familias con niños pequeños necesitan vivir en barrios en los que sea fácil desplazarse a pie para obtener todo lo esencial en su día a día, contar con espacios públicos cerca de casa que sean atractivos para gente de todas las edades y permitan a los niños pequeños explorar el entorno sin correr peligro, y disponer de una red de transporte urbano para desplazarse de forma fácil, agradable y asequible.
Mediante nuestras alianzas con ciudades y el Desafío Urban95 (nuestro programa de pequeñas subvenciones orientado a fomentar la innovación), estamos descubriendo numerosas ideas prometedoras, tanto a escala piloto como en toda la ciudad. A continuación se describen varios ejemplos. La cantidad de iniciativas irá aumentando a medida que nuestras contrapartes avancen en su trabajo.
Crianza
Espacios públicos
Movilidad
Gestión basada en datos
Estamos aprendiendo mucho. En primer lugar, a hablar de las necesidades específicas de los niños pequeños y sus cuidadores. Nos preocupaba que a las autoridades municipales les diera la impresión de que lo que estábamos haciendo era darles más trabajo, así que tratamos de concentrarnos en las ventajas que ofrecían las iniciativas de Urban95 para toda la ciudad: por ejemplo, ensanchar las aceras y añadir bordillos con rampa resulta útil tanto para los adultos que llevan carritos de bebés como para quienes van en silla de ruedas. Sin embargo, los altos directivos pronto nos dijeron que las iniciativas para la primera infancia gozaban de un amplio apoyo político y que el hecho de conocer mejor sus necesidades ayudaba a fijar objetivos claros.
Hemos descubierto que para satisfacer las necesidades de los niños pequeños, es imprescindible la colaboración eficaz entre las distintas agencias de la ciudad (urbanismo, salud, educación, bienestar social, parques y ocio, y transporte), lo cual a su vez requiere un mandato del más alto liderazgo, que el personal trabaje con entrega y que se compartan los datos. Para conseguir el apoyo político necesario, resulta útil presentar las iniciativas como beneficiosas para todas las familias y no solo para grupos vulnerables específicos. Además, de este modo se evita que se estigmatice a quien utiliza los servicios. La implicación de la comunidad es necesaria para obtener el apoyo público y fomentar un mayor uso y un mejor mantenimiento del espacio público.
Resulta muy útil empezar por cosas pequeñas: los proyectos temporales de rápida ejecución y bajo coste, como pintar las calles con signos y líneas para pedir a los automovilistas que aminoren la velocidad, suelen dar buenos resultados y sirven para recabar apoyos.
Otra estrategia recomendable es salirse de los esquemas habituales y buscar oportunidades para influir en los presupuestos existentes antes de pedir nuevos fondos. En última instancia tenemos que pensar en grande y aspirar a construir barrios adecuados para la primera infancia e incluso libres de coches, donde todos los niños pequeños cuenten con lo que necesitan no solo para sobrevivir sino también para prosperar. En el blog de Project for Public Spaces (2018), recientemente se han citado las palabras de Lewis Mumford: “Olvidémonos de los malditos coches y construyamos ciudades para los enamorados y los amigos”. Nosotros solo añadiríamos: “y para los bebés y sus padres”.
Para más información
Para saber más sobre la labor de Urban95 y las ciudades participantes, visite: www.bernardvanleer.org/urban95. Para aquellos interesados en saber más sobre las diferentes organizaciones y enfoques de investigación, incluimos a continuación algunas sugerencias. Nos encantará conocer otras sugerencias, y en especial sobre aquellas que procedan de otras partes del mundo.
Por último, un preocioso ensayo sobre planificaicón urbana desde la pespectiva de un niño pequeño. Ver (en inglés), Child-friendly cities: what my toddler taught me about city design (Feldman, 2015).
Las referencias bibliográficas aparencen en la versión PDF del artículo.
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