Los padres que esperan su primer hijo se encuentran en una fase de transición, que viven con ilusión y preocupación al mismo tiempo. Puede ser un momento ideal para aprender cosas nuevas. Para los hombres, puede tratarse de un punto de inflexión crítico, una etapa en la que están especialmente abiertos a nuevas ideas sobre lo que significa ser padre y, más en general, lo que significa ser hombre. Sin embargo, la mayoría de los programas de crianza sol o implican a las madres, con lo que se refuerzan las normas sociales que atribuyen el cuidado de los niños a las mujeres.
Los resultados de dos programas –la Responsible, Engaged and Loving (REAL) Fathers Initiative (iniciativa por unos padres responsables, implicados y cariñosos), implantada en Uganda, y el Program P, que se ha puesto en marcha en Ruanda y otros países– ponen de manifiesto la enorme diferencia que supone el hecho de que los hombres participen en los cuidados de sus hijos. Por lo observado hasta ahora, parece que es posible replicar co n eficacia las intervenciones de este tipo o ampliar su escala de forma sostenible mediante su integración en programas de desarrollo y específicos para la primera infancia.
Tanto el Program P como la REAL Fathers Initiative tienen en cuenta que las creencias relativas a los roles de género pueden influir pro fundamente en la vida familiar, así que adoptan un enfoque transformador en este sentido. Por ejemplo, las ideas de una masculinidad dominante pueden llevar a que los hombres ejerzan el control sobre las mujeres y adopten formas de disciplina violentas con sus hijos (Heilman y Barker, 2018). Los dos programas mencionados ponen en tela de juicio este tipo de cultura y tratan explícitamente de acabar con las dinámicas de poder desiguales. Así, refuerzan las normas positivas que fomentan el cariño en el entorno familiar y las relaciones, e inculcan a los hombres un nuevo papel que los lleve a mostrarse afectuosos con sus hijos e igualitarios y colaboradores con sus parejas.
La implicación positiva de los hombres en el cuidado de sus hijos influye en el bienestar social y emocional de los pequeños, así como en su desarrollo cognitivo (Lamb, 2004; Cabrera y Tamis-Lemonda, 2013). Hay pruebas de que los programas que apuestan por transformar los roles de género son más eficaces
La REAL Fathers Initiative
La REAL Fathers Initiative es un programa de mentorías centrado en los padres que se probó en un principio en el norte de Uganda, donde exist en altos niveles de violencia en la relación de pareja (IPV) y contra los niños (VAC), debido en parte a décadas de guerra. El programa trabaja con padres primerizos de niños pequeños. Los padres y sus parejas seleccionan a una serie de hombres que gocen del respeto de la comunidad; a continuación, los elegidos siguen la formación necesaria para convertirse en mentores de los padres jóvenes, a quienes transmitirán un programa que promueve las prácticas positivas a la hora de disciplinar a los hijos, la participación en el cuidado infantil, la igualdad entre sexos y la comunicación.
Durante seis meses, los padres participan en sesiones mensuales de mentoría, a domicilio y en grupo, y cada mes se refuerzan los temas abordados con una campaña de carteles. La intervención termina con un encuentro comunitario en el que se celebran los logros de los padres y se expresa el compromiso de mantener a largo plazo las conductas aprendidas. En 2013, Save the Children implantó la REAL Fathers Initiative y el Instituto de Salud Reproductiva realizó una evaluación. Según los resultados de un ensayo semiexperimental, el programa sirvió para mejorar de forma considerable la crianza positiva y la comunicación entre el padre y la madre, así como para reducir los índices de IPV y VAC (Ashburn y otros, 2017); un año después de la intervención la mayoría de los logros se mantenían.
“Los programas tienen en cuenta que las creencias relativas a los roles de género pueden influir profundamente en la vida familiar, por lo que adoptan un enfoque transformador en este sentido.”
En 2015, se difundió la REAL Fathers Initiative mediante su integración en un programa de subsistencia en el norte de Uganda y una serie d e centros de desarrollo de la primera infancia de Karamoja, una de las zonas menos desarrolladas del país. Los resultados confirman su eficacia a la hora de mejorar las competencias de los padres en cuanto a crianza y comunicación dentro la pareja, así como para prevenir la IPV y la VAC (Kohli y otro s, 2019). Este sencillo modelo de mentorías basado en la cultura, que se ha diseñado para ser ejecutado a gran escala, se puede integrar en programas ya existentes sin perder eficacia. En varios contextos de todo el mundo ya se está planificando la ampliación de la escala mediante la integración.
El Program P de Promundo
El Program P trabaja con hombres abiertos a adoptar nuevos comportamientos en cuanto al cuidado infantil, desde el embarazo de la madre hasta los primeros años de vida del niño. En un principio el programa fue desarrollado en América Latina por REDMAS, Promundo y CulturaSalud, aunque luego se ha adaptado para al menos diez países, como Brasil, Sri Lanka, Portugal y Sudáfrica, tanto en entornos rurales como urbanos (Promundo y otros, 2013).
Mediante debates y ejercicios de reflexión participativos, juegos de rol y actividades prácticas, se anima a los hombres y a sus parejas a hablar y a poner en cuestión las normas de género tradicionales, así como a adoptar comportamientos igualitarios que prescindan de la violencia. El Program P es uno de los instrumentos programáticos clave de la campaña global por la paternidad MenCare (MenCare, online), una plataforma coordinada por Promundo, que apuesta por reformular el debate global sobre la paternidad y está presente en más de 45 países.
En Ruanda, la intervención Bandebereho (“modelo de referencia”) adaptó los contenidos del Program P para implicar a los hombres en la salud de las madres y los niños, en colaboración con Rwamrec (Centro de recursos para los hombres) y el Ministerio de Salud de Ruanda. Una serie de padres de niños pequeños o que estaban esperando su primer hijo fueron invitados a 15 sesiones (un máximo de 45 horas), mientras que sus parejas asistieron a 8 sesiones (un máximo de 24 horas). Se abordaron temas como los roles de género y el poder, la paternidad, la comunicación y la toma de decisiones en la pareja, la IPV, la participación en el cuidado infantil, el desarrollo infantil y la implicación del hombre en la salud reproductiva y materna.
Según los resultados de un ensayo controlado aleatorio, casi dos años después de la intervención, entre los hombres que habían participado en el programa la probabilidad de ejercer la violencia contra sus parejas era casi la mitad que entre los del grupo de control, y el tiempo dedicado a las tareas del hogar era casi una hora más al día. Además, también había disminuido la probabilidad de que los padres y las madres impusieran castigos físicos a sus hijos (Doyle y otros, 2018).
Otro análisis inédito ha revelado que los hombres y las mujeres que participaron en el programa eran menos proclives a apoyar los castigos corporales, mientras que era más probable que utilizasen técnicas de disciplina positivas, como explicar al niño por qué no debe comportarse de determinada manera. En comparación con el grupo de control, tanto los padres como las madres del grupo de intervención dedicaban más tiempo a enseñar algo a sus hijos, y los hombres que habían participado en el programa pasaban más tiempo que los demás contando cuentos, cantando o jugando con los pequeños.
Recientemente la ONG Abaad ha adaptado el Program P para padres y parejas libaneses y sirios en Beirut, con especial hincapié en el desarrollo de la primera infancia.
«Una ampliación de escala exitiosa requiere adaptar las intervenciones de eficacia demostrada en los nuevos contextos.»
Consolidación de los valores clave
Para que la ampliación de la escala tenga éxito, hay que trabajar de forma deliberada por aumentar el impacto de las innovaciones eficaces con el fin de beneficiar a más personas y fomentar el apoyo a largo plazo de los programas y las políticas (Organización Mundial de la Salud y ExpandNet, 2009). Se trata de difundir una práctica bien definida de eficacia demostrada con un enfoque de sistemas que involucre plenamente a las distintas partes interesadas en la adaptación y la integración (Fixsen y otros, 2005).
La adaptación es imprescindible para ampliar la escala de forma eficaz: hay que utilizar los datos de supervisión, aprendizaje y evaluación a medida que estén disponibles para comprobar las suposiciones, revisar la teoría del cambio, perfeccionar la ejecución y adaptar la intervención a nuevos contextos. Después de comprobar la eficacia de los programas piloto, se amplió la escala de la REAL Fathers Initiative y el Program P mediante su integración en las plataformas existentes.
Consolidación de los valores clave
El Program P y la REAL Fathers Initiative abordaron la ampliación de la escala sabiendo que habría que adaptar las intervenciones de eficacia demostrada para que funcionasen bien en contextos nuevos, pero sin perder de vista sus valores clave, elementos esenciales y mecanismos de cambio. Para ello, el equipo de la REAL Fathers Initiative encargó a las principales partes implicadas en el proyecto piloto que revisasen lo aprendido e identificasen los valores clave (como la comunicación positiva o la transformación de los roles de género), los elementos esenciales (como las visitas domiciliarias y las reuniones en grupo) y los mecanismos de cambio (como el sistema de mentorías y los testimonios públicos en el encuentro final con la comunidad), pa ra conservarlos al pasar a un nuevo contexto o al integrar el enfoque en nuevos programas.
A la hora de replicar el Program P y ampliar su escala, Promundo y los demás organismos que colaboran con el programa también tratan de centrarse en los elementos clave y los mecanismos de cambio hipotetizados. Dado que la teoría del cambio del Program P se centra en la reflexión crítica y la creación de competencias, se puede adaptar a numerosos contextos y plataformas, y puede perseguir temas o resultados concretos. Por ejemplo, el Program P original se centraba en la salud de las madres y los niños, mientras que en el Líbano el objetivo principal es el desarrollo de la primera infancia; y en Armenia (MenCare, 2015), la prevención de la selección prenatal en función del sexo. De este modo, se cuenta con la flexibilidad necesaria para coordinarse con distintas instituciones y abordar diferentes prioridades.
La transformación de las normas sociales como objetivo constante
Todo programa que aspire a transformar los roles de género tien e que abordar las normas sociales. La REAL Fathers Initiative y el Program P animan a los padres y sus parejas a adoptar comportamientos que tal vez no encajen en los roles de género que conocen. Para consolidar las competencias, las actitudes y los valores nuevos, se necesita la implicación de las parejas, otros miembros de la familia y la comunidad en su conjunto.
Cuando se amplía la escala de un programa, puede resultar difícil mantener el punto de mira en la transformación de los roles de género. Para no perder de vista este objetivo, conviene estructurar con claridad las normas del juego, que se suelen identificar mediante estudios formativos, y reflexionar de forma constante con los beneficiarios y el personal del programa. El equipo que está adaptando la REAL Fathers Initiative para la República Democrática del Congo utiliza un instrumento de exploración de normas sociales para dar con las normas que guardan relación con los resultados deseados del programa, y para saber el peso que tienen los ancianos, los miembros de la familia y los líderes religiosos en el mantenimiento de las normas existentes y en la adopción de otras nuevas. Este método se utilizará para adaptar el enfoque si fuera necesario.
“Todo programa que aspire a transformar los roles de género tiene que abordar las normas sociales, y cuando se amplía la escala, puede resultar difícil mantener este punto de mira.”
El debate explícito sobre las normas sociales de género es un aspecto central del Program P en todo el mundo. La reflexión sobre el coste que supone la rigidez de las normas, al igual que el aprendizaje y la puesta en práctica de nuevas competencias en materia de cuidado infantil, comunicación en la pareja y toma de decisiones conjunta en un entorno seguro entre iguales, puede llevar a una amplia gama de comportamientos positivos (Doyle y otros, 2018). Más en general, el hecho de poner en tela de juicio las normas sociales es un aspecto central de la campaña MenCare, que aspira a cambiar las políticas, las prácticas y la opinión pública a escala nacional y global, con especial hincapié en las ventajas que supone la igualdad entre sexos para todos (mujeres, niños y los propios hombres). Asimismo, la campaña trata de “normalizar” el papel del hombre como cuidador en condiciones de igualdad.
El papel esencial de las principales partes implicadas
La ampliación de la escala exige colaborar con contrapartes que tengan suficiente alcance y experiencia, que se comprometan a trabajar por una población o zona en concreto a largo plazo y que vayan a tener el pleno control del programa. Los dos programas que analizamos en estas páginas han contado con el apoyo tanto de organismos gubernamentales como no gubernamentales.
En todos los aspectos del proceso de adaptación y ampliación de la REAL Fathers Initiative, intervinieron las contrapartes encargadas de la implantación y las partes implicadas tanto del gobierno como de la comunidad. La ampliación de Karamoja se realizó bajo la batuta de un equipo de adaptación multisectorial y supuso la integración en programas de ONG locales destinados a la primera infancia, con el apoyo de Save the Children Uganda. Se ocuparon de formar a los mentores y supervisar la implantación varios profesionales de los gobiernos de distrito.
En la actualidad hay varias organizaciones de todo el mundo que han adaptado a sus propios contextos y necesidades los materiales de la campaña MenCare y los contenidos del Program P. En Ruanda, Promundo y Rwamrec han colaborado con el Ministerio de Salud y las distintas autoridades de los distritos para diseñar y ejecutar el programa, lo que ha permitido generar apoyo y adecuar el contenido a las prioridades del país. Ahora las contrapartes están preparando la institucionalización del programa mediante el sistema existente de trabajadores sanitarios de las comunidades.
Conclusión
Las experiencias del Program P y la REAL Fathers Initiative indican que estos modelos relativamente sencillos brindan resultados de peso y se pueden incorporar a plataformas ya existentes, como los programas de desarrollo de la primera infancia. Al haber planificado la ampliación de la es cala ya desde las fases de diseño del programa e implantación piloto, y al haber definido con claridad los mecanismos de cambio y los elementos y valores clave del programa, estos modelos han logrado aumentar su alcance e impacto de forma sostenible. Hoy nos muestran el camino hacia un mundo en el que las familias gocen de mejor salud, más felicidad y una mayor igualdad entre sexos.
Agradecimientos
Los autores dan las gracias a todos los participantes y los profesionales del proyecto que han hecho posible este trabajo.
Las referencias bibliográficas aparencen en la versión PDF del artículo.