Estambul tiene una población de 15,5 millones de habitantes y en el 47,5% de los hogares de la ciudad hay niños, 1,1 millones de ellos menores de 5 años. El programa Istanbul95 de la Fundación Bernard van Leer se puso en marcha en 2017 con el objetivo de aumentar el gasto público en favor de los niños pequeños y quienes los cuidan.
Estambul consta de 39 distritos, cada uno de ellos con su propio alcalde y órgano municipal, así como una institución municipal más amplia que abarca toda el área metropolitana. En la fase piloto del proyecto Istanbul95, se forjaron alianzas con cuatro distritos (Sarıyer, Maltepe, Sultanbeyli y Beyoglu) para probar nuevos servicios y espacios públicos mejorados, con el objetivo desde el primer momento de aplicar lo aprendido a escala metropolitana en un plazo de dos años, con lo que el calendario coincidía perfectamente con las elecciones locales de 2019.
Superpool se alió con Istanbul95 para ayudar a los municipios participantes a construir un parque infantil en cada distrito. Este objetivo tan modesto fue el primer paso para introducir una agenda centrada en los niños pequeños en distintos departamentos de los municipios implicados. Si bien ciertos departamentos, como el de servicios sociales, sabían lo que podían ofrecer a los niños pequeños y a sus cuidadores, otros (como los encargados de las obras públicas o de los parques y jardines) muchas veces no eran conscientes de que también podían contribuir a mejorar la ciudad para la primera infancia. Para ayudar a los departamentos a empezar a imaginar soluciones, Istanbul95 creó dos tipos de recursos: mapas y un catálogo de ideas.
Estambul no carece de espacios para jugar: en las últimas décadas, se han construido muchos y hoy cada uno de los cuatro distritos cuenta con 50–100 parques. En los mapas creados por la Universidad Kadir Has y la Fundación Turca de Estudios Sociales y Económicos (TESEV), se mostraban todos estos parques y la cantidad de niños presentes en cada barrio, para valorar si los servicios prestados respondían a las necesidades reales o no.
Los niños se dividían por franjas de edad según los datos censales: de 0 a 4 años, de 5 a 9 y de 10 a 19. Se observó que no siempre los barrios con una mayor población de niños pequeños tenían una cantidad de parques suficiente para responder a sus necesidades.
En general, el equipamiento de los parques está pensado para niños de al menos 5 años, que ya han desarrollado la motricidad gruesa. Sin embargo, la necesidad de jugar y de contar con espacios adecuados para ello comienza mucho antes. Se ha demostrado que cada nueva competencia que adquiere un bebé, desde levantar la cabeza hasta sentarse o gatear, se perfecciona jugando y constituye la base necesaria para desarrollar capacidades más complejas.
Parques para niños de hasta 3 años
La primera tarea que abordó Superpool fue redactar un libro de ideas para los parques destinados a los niños y sus cuidadores. En esta publicación se proponían formas de crear en los espacios públicos oportunidades de juego pensadas para practicar las competencias desarrolladas en la apasionante fase que va desde el nacimiento hasta los 5 años de edad.
Para que los niños pequeños puedan jugar, no hace falta instalar equipamiento costoso en los espacios públicos, sino configurar con atención el espacio y ciertos elementos como la arena, el agua, las zonas a la sombra y objetos sencillos que permitan practicar actividades como mantener el equilibrio, trepar y saltar. Asimismo, es igualmente importante que el diseño tenga en cuenta el confort y el bienestar de los cuidadores.
La dificultad más importante que nos encontramos en la fase piloto de la implementación fue el proceso de adquisición de los municipios participantes. Descubrimos que los departamentos encargados de los parques y jardines siguen un enfoque bastante sistematizado en cuanto al diseño y al mantenimiento de estos espacios. Periódicamente se asignan licitaciones en contratos de gran tamaño, que después se subcontratan a empresas que se ocupan de cada componente presente en un parque convencional, como plantas, revestimientos para suelos y equipamientos. Los subcontratistas se coordinan con eficiencia e instalan el equipamiento a partir de catálogos con un amplio abanico de precios.
“Para que los niños pequeños puedan jugar, no hace falta instalar equipamiento costoso en los espacios públicos, sino configurar con atención el espacio y ciertos elementos como la arena, el agua, las zonas a la sombra y objetos sencillos que permitan practicar actividades como mantener el equilibrio, trepar y saltar.”
El hecho de buscar soluciones fuera de los catálogos existentes y tratar de crear algo más que una superficie plana generó problemas. Aunque los alcaldes de los distritos ordenasen la construcción de estos parques, el personal técnico a distintos niveles oponía resistencia.
La cuestión de la seguridad es el argumento más importante a la hora de rechazar cualquier diseño que se salga de lo habitual. Por ejemplo, ¿es seguro utilizar un tronco de árbol caído como elemento de juego? Cuando se entra en el terreno de las preferencias personales, la seguridad es un asunto espinoso. Por eso resultó fundamental establecer los estándares de la norma EN 1176 para el equipamiento de las áreas de juego y superficies como referencia que consultar en caso de conflicto. La norma europea (adaptada al contexto local como TS 1176) es conocido en Turquía, pero no se respeta con rigor. El hecho de aceptarlo como guía permitió experimentar soluciones nuevas.
Más que un parque
Con la construcción de los primeros parques, fuimos generando confianza y una visión colectiva. El proceso que habíamos emprendido junto con nuestras contrapartes se complementó con viajes de estudio a Dinamarca y a los Países Bajos, así como numerosos talleres con distintas partes implicadas. También se movilizaron entidades académicas como la Universidad de Bogaziçi y la Universidad Kadir Has, para formar al personal en diseño urbano y desarrollo de la primera infancia.
Conforme aumentaba la confianza, también conseguimos plantear nuevas actuaciones, como las áreas lúdicas móviles para niños pequeños en parques ya existentes que carecían de equipamiento pensado para esta franja de edad, o las “auditorías con cochecito” para evaluar la accesibilidad de los parques. Cada nueva experiencia contribuyó a generar confianza entre todas las partes implicadas sobre lo mucho que se puede hacer para crear una ciudad mejor para los niños pequeños y sus cuidadores.
Para la versión en línea de este artículo: espacioparalainfancia.online/2020-24
En las elecciones municipales de 2019, la cuestión de las necesidades de la infancia apareció en las campañas de los dos principales candidatos al gobierno local. Hoy Estambul tiene un alcalde que ha declarado en numerosas ocasiones su intención de trabajar por los niños de la ciudad, en especial los más pequeños. Y todas las entidades que participan en Istanbul95, que han puesto a prueba muchos aspectos diferentes de lo que hace falta para adaptar una ciudad a la población más joven, han establecido protocolos para transferir conocimientos. Se han sentado las bases para lograr cambios increíbles.