Desigualdad y contaminación atmosférica en un barrio londinense

Las experiencias de la primera infancia pueden contribuir a concienciar al gobierno

  • 25 noviembre 2021
  • 5 minutos de lectura
Foto: IRStone/Adobe Stock

Ella Kissi-Debrah, una niña de 9 años, falleció en el barrio londinense de Lewisham en el invierno de 2013. Su madre luchó para descubrir lo que había ocurrido, hasta que en 2020 la investigación concluyó que la muerte de Ella (que vivía cerca de una calle muy transitada) se debió a un ataque de asma provocado por un pico de contaminación atmosférica. Fue la primera vez que en Reino Unido se registraba oficialmente la contaminación atmosférica como causa de fallecimiento (Laville, 2020).

Según estudios recientes, el 25 % de los y las estudiantes de Reino Unido acuden a centros escolares en los que la contaminación atmosférica supera el límite fijado por la Organización Mundial de la Salud, y el problema es particularmente preocupante en Londres (Earthsense, 2021; Global Action Plan, 2021). Pero dentro de una misma ciudad, suelen darse diferencias considerables en los niveles de contaminación entre una calle y otra.

En noviembre de 2020, llevé a cabo una investigación sobre la calidad del aire y la salud en mi barrio, Lewisham, el séptimo más desfavorecido de los 32 de la ciudad, según el último informe de índices de privación del gobierno nacional, que analiza factores como los ingresos, la educación, la salud y la delincuencia (Consejo de Lewisham, 2019).

Fuente: Alcalde de Londres

Centric Lab, una organización de investigación sobre la salud pública de Londres, elabora mapas locales que muestran la contaminación atmosférica y otros factores ambientales que provocan estrés. En la investigación mencionada, cruzamos estos mapas con datos relativos a los niveles de privación, la cantidad de residentes entre 0 y 5 años y la ubicación de los servicios. Esta superposición de información nos ayudó a conocer mejor la situación y a evaluar el barrio de forma más detallada en cuanto a la salud, con un enfoque la primera infancia. Los mapas revelaron que una gran cantidad de escuelas primarias y centros de servicios para la primera infancia se encuentran en zonas muy contaminadas, lo cual pone de manifiesto la exposición desigual a los contaminantes, un concepto que Centric Lab denomina “desigualdad biológica”.

Un estudio diferente realizado por Environmental Defense Fund y publicado en 2021 llega a una conclusión similar, pues demuestra que la contaminación atmosférica es considerablemente mayor en las escuelas de las comunidades más desfavorecidas de Londres y en aquellas con una mayor proporción de estudiantes de etnia negra, de origen asiático y pertenecientes a minorías étnicas (Slater, 2021).

Conclusiones y recomendaciones

Nuestros estudios demuestran lo importante que es conocer mejor las experiencias y el comportamiento de los bebés y niños pequeños en sus barrios y saber dónde se encuentran con relación a la contaminación, para poder tratar mejor este
problema a nivel político.

Además de seguir los movimientos de una serie de cuidadores y cuidadoras para determinar su nivel de exposición a los contaminantes atmosféricos durante un día, realizamos una encuesta dirigida a padres, madres y cuidadores de Lewisham para averiguar si conocían el peligro que supone la contaminación atmosférica para su propia salud y la de los niños y las niñas a su cargo. Descubrimos que estaban bien informados. Sabían cuáles eran las zonas más contaminadas y estaban dispuestos a cambiar de hábitos (por ejemplo, extender la duración de sus desplazamientos a pie para seguir itinerarios en los que el aire está más limpio).

En concreto, a raíz de nuestros estudios, hemos sacado las siguientes conclusiones:

  • Para idear soluciones que sean adecuadas para zonas concretas, se necesitan datos hiperlocales. La exposición a la contaminación atmosférica varía mucho según la calle. Para orientar las intervenciones a los lugares que puedan marcar más la diferencia, se necesitan datos hiperlocales, que combinen información demográfica con parámetros relativos a la salud, los contaminantes y la vulnerabilidad.
  • Los y las residentes tendrán en cuenta la información disponible para minimizar los riesgos. La gente tiene conciencia del peligro que supone la contaminación atmosférica para su salud y está dispuesta a adaptarse y alargar sus desplazamientos con el fin de exponerse menos. La difusión de datos hiperlocales (con un gran esfuerzo para garantizar que la información llegue a las personas más vulnerables) facilitará la toma de decisiones fundamentadas.
  • Los urbanistas tienen que saber cómo se desplazan por cada barrio los niños y las niñas pequeños y quienes los cuidan. Los más pequeños son quienes sufren en mayor medida los efectos de la contaminación atmosférica y, junto con quienes los cuidan, utilizan los servicios y las instalaciones del barrio con frecuencia y de manera imprevisible. La política local debe basarse en estudios más detallados que revelen dónde, cómo y cuándo se desplazan estos grupos por una zona determinada.
  • Las mejoras de la calidad del aire deberían ir acompañadas de más políticas en favor de la primera infancia. Tanto en Londres como en Reino Unido en su conjunto, se están llevando a cabo una serie de iniciativas para mejorar la calidad del aire y el urbanismo adaptado a las necesidades de la infancia, pero con frecuencia estas agendas no cuentan con suficiente coordinación. Las zonas locales deben diseñar estrategias que combinen soluciones hiperlocales para el problema de la contaminación atmosférica con la creación de espacios en los que los niños y las niñas pequeños puedan jugar, estar en contacto con la naturaleza y relacionarse entre ellos.

La concienciación sobre los efectos de la contaminación atmosférica en la salud genera acciones políticas tangibles. El alcalde de Londres se ha comprometido a ampliar la zona de emisiones ultrabajas a partir de octubre de 2021. Otro cambio legislativo considerable que se ha dado en Reino Unido es la enmienda al proyecto de ley del medio ambiente para adoptar los límites de contaminación atmosférica fijados por la Organización Mundial de la Salud, lo cual incrementa la presión sobre el gobierno nacional para establecer un objetivo más ambicioso en materia de calidad del aire.

En 2021 los niños y las niñas no deberían morir de asma, y es urgente actuar a nivel municipal y gubernamental para evitar que la contaminación atmosférica provoque más muertes. Respirar aire puro es un derecho humano fundamental.

Puede encontrar todas las referencias bibliográficas en la versión PDF del artículo.

Magali Thomson Líder de proyectos de placemaking, Great Ormond Street Hospital

Londres, Reino Unido

Temas Ciudades Estadísticas Investigación La contaminación del aire Medio ambiente Niños Políticas Salud

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