La infancia es crucial para el movimiento brasileño contra el cambio climático

La infancia es el centro del movimiento contra el cambio climático en Brasil

  • 25 noviembre 2021
  • 5 minutos de lectura
Foto: Cortesía de JS Drones

La postura de Greta Thunberg, basada en principios sólidos, ha sido fundamental para poner en la agenda la justicia climática en los últimos tres años. Greta forma parte de una tradición de activismo juvenil que también tiene raíces en Brasil. Engajamundo, el movimiento brasileño por el clima liderado por jóvenes, fue el artífice del destacado discurso “Otro mundo es posible” pronunciado en la ceremonia de clausura de las negociaciones para el Acuerdo de París en la COP21 de 2015.

Los movimientos de jóvenes como Engajamundo han hecho más por poner de relieve la cuestión de la justicia climática que 30 años de continuas declaraciones por parte de quienes toman las decisiones.

No obstante, es más probable que se logre un cambio cuando se actúa de forma conjunta: los grupos juveniles han colaborado con más activistas de Brasil para abogar por la lucha contra el cambio climático. Recientemente, Engajamundo se ha sumado al grupo de Greta Thunberg, Fridays for Future, para demandar al gobierno brasileño por el “truco de la contabilidad del carbono” en el compromiso del país por afrontar el problema del cambio climático (Observatorio do Clima, 2021).

Según el sistema de cálculo de las emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero (2020), en torno al 72% de las emisiones de Brasil proceden del uso de la tierra, en especial debido a la deforestación (sobre todo en el Amazonas). Existe una relación clara entre los incendios forestales y la vulnerabilidad de la población infantil: en mayo y junio de 2019, en la región del Amazonas, 10 000 menores ingresaron en el hospital a causa de la contaminación generada por incendios (Fiocruz, 2019).

Una lucha por la justicia climática,
por el bien de la infancia

‘Como la poblacion infantil es
la que mas sufre los efectos
del cambio climatico, es
imprescindible situarla en el
centro del movimiento en defensa
del medio ambiente para hacer
realidad la justicia climatica.’

Fridays for Future ha sido una fuente de
inspiración que ha llevado a la creación de grupos
similares, como Artists for Future, Teachers for Future o Lawyers for Future (movimientos
de artistas, docentes y abogados y abogadas,
respectivamente). Los padres y las madres se han
unido en Parents for Future, un movimiento que ya
está presente en 19 países. Famílias pelo Clima,
por ejemplo, es un grupo de padres y madres de
Brasil formado en 2019 con la misión de apoyar las exigencias de la infancia para garantizar un futuro seguro desde el punto de vista climático. En poco tiempo, ha llevado a cabo un trabajo increíble entablando litigios climáticos en defensa de los derechos de la infancia. Acaba de ganar la primera fase de un pleito contra el gobierno estatal de São Paulo, iniciado con el objetivo de obligar al Estado a tener en cuenta la emergencia climática en la política de incentivos fiscales para el sector del automóvil (Famílias pelo Clima, 2021).

El relato de los derechos de la infancia como núcleo de la acción por el clima está tomando impulso en lo que se refiere a la contaminación atmosférica, que constituye una amenaza especialmente peligrosa para los niños y las niñas. Free to Play Outside es una campaña global concebida para concienciarsobre los efectos que tiene en la población infantil la contaminación atmosférica, representada en forma de gran burbuja gris.

Burbuja gris en el parque Ibirapuera de São Paulo (Brasil), intervención urbana ideada para concienciar sobre los riesgos que supone la contaminación atmosférica para la infancia. Foto: Cortesía de Felipe Gabriel

Cómo forjar una relación saludable entre la primera infancia y el planeta

Los padres y las madres que participan en el activismo climático suelen hablar de cómo y cuándo empezar a implicar a sus hijos e hijas en la causa, sobre todo si padecen ansiedad climática y depresión climática. Para ayudar a los niños y las niñas a afrontar estos trastornos, ha surgido el movimiento Psychologists for Future (Wu y otros, 2020; Pihkala, 2020). La experiencia de la propia Greta es ilustrativa: después de un periodo de depresión, en el proceso que la llevó a convertirse en activista climática adoptó el concepto de “esperanza constructiva”, consistente en afrontar la crisis ambiental dando un sentido positivo al activismo (Chawla, 2020; Tapper, 2020).

Sin embargo, cuando los niños y las niñas aún no tienen la madurez necesaria para comprender el concepto de esperanza constructiva, hay algo muy importante que pueden hacer las familias: fomentar que pasen la mayor cantidad de tiempo posible en espacios naturales. Los estudios realizados demuestran que existe una relación entre el contacto con la naturaleza durante la primera infancia y la implicación en causas en favor del medio ambiente durante la juventud y la edad adulta (Suttie, 2016). En palabras del educador ambiental David Sobel: “Demos a los niños y las niñas la oportunidad de amar el planeta antes de pedirles que lo salven”.

Burbuja gris, en Niteroi. La instalación formaba parte de un evento celebrado en la playa de Icarai para concienciar a la población sobre el problema de la contaminación atmosférica que genera el tráfico en la ciudad y fomentar alternativas, como el uso de la bicicleta. Foto: Cortesía de Raphael Monteiro

En América Latina encontramos un buen ejemplo de cómo lograrlo. El proyecto TiNis (abreviación de “la tierra de los niños y las niñas”) es una metodología creada por Joaquín Leguía, de la fundación peruana ANIA, y replicada en Brasil por el Alana Institute y la modelo Gisele Bündchen. Basta dar a un niño o niña medio metro cuadrado de tierra y enseñarle a plantar para hacer que desarrolle una empatía activa hacia todas las formas de vida.

Por supuesto, estar en contacto con la naturaleza durante la primera infancia también aporta otros beneficios, como el desarrollo de la motricidad y las competencias sociales o la mejora de la salud psicofísica. Aun así, en la actualidad la población infantil pasa en torno al 90 % de su tiempo en espacios cerrados (Klepeis y otros, 2018). Para cambiar la situación, no solo tienen que actuar las familias, sino también quienes toman las decisiones políticas (sobre todo en las ciudades), para garantizar el acceso a espacios naturales.

Como la población infantil es la que más sufre los efectos del cambio climático, es imprescindible situarla en el centro del movimiento en defensa del medio ambiente para hacer realidad la justicia climática. Greta lo dijo muy claramente en una ocasión: “Me han robado el futuro”. Ahora tenemos que devolvérselo, a los niños y las niñas de Brasil y
del resto del mundo.

Puede encontrar todas las referencias bibliográficas en la versión PDF del artículo.

J.P. Amaral Coordinador del programa por la naturaleza y la infancia, Instituto Alana

São Paulo, Brasil

Temas Crianza La contaminación del aire Medio ambiente Naturaleza Niños Políticas

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