Save the Children presenta el CUBIC

El primer equipo de especialistas en ciencias del comportamiento que se centra en los derechos y el bienestar de la infancia marginada

  • 29 marzo 2023
  • 7 minutos de lectura
Fotografía: Shutterstock

¿Alguna vez ha visto a una niña o niño pequeño en moto? Si vive en Asia, África, América Latina u Oriente Medio, no le sorprenderá ver a un padre llevar al colegio a sus tres hijos en moto o a una madre montada de lado con un bebé en brazos. Y en la mayoría de los casos, solo quien conduce lleva casco.

En 2013, era directora nacional en Tailandia de Save the Children y vivía en Bangkok. Los accidentes de tráfico eran la principal causa de discapacidad y lesiones durante la infancia en el país, así que dirigí un proyecto de investigación rápido para ver cómo fomentar el uso del casco entre la población infantil.

Durante este estudio, conocí por primera vez a un experto en influencia conductual, que me presentó el trabajo de Robert Cialdini y del equipo Behavioural Insights Team del Reino Unido. Me fascinó. Colaboramos en el diseño de un programa exhaustivo para potenciar el uso del casco en la infancia que incluía un kit escolar basado en los principios de las ciencias del comportamiento. Por ejemplo, pedimos a los niños y las niñas que prometiesen públicamente que se iban a poner el casco, creamos espacios para guardarlo en la escuela y les propusimos que los decorasen con pinturas y rotuladores con la idea de lograr el «efecto IKEA», según el cual la gente valora más algo si ha contribuido a su elaboración.

Aplicación de las ciencias del comportamiento a la primera infancia

A partir de esta experiencia, empecé a apreciar las tres grandes ventajas que aportan las ciencias del comportamiento a los programas de desarrollo de la primera infancia.

En primer lugar, este ámbito de estudio suele hacer hincapié en realizar las pruebas con rigor para conocer los efectos (positivos o negativos) de las intervenciones y saber cómo mejorarlas la próxima vez. Con nuestra intervención en Tailandia el uso del casco entre los estudiantes se triplicó hasta llegar al 30 %. Durante el mismo periodo de tiempo, observamos otras escuelas para poder comparar y constatamos que en ellas el uso del casco siguió siendo mucho más bajo, así que parecía que nuestro programa había surtido efecto.

“Uno de los paradigmas que están impulsando las ciencias del comportamiento es la necesidad de aprender de los errores”.

De todas formas, como después he aprendido más sobre los métodos de las ciencias del comportamiento, ahora sé que deberíamos haber seleccionado con más rigor las escuelas de la intervención y los grupos de control. Uno de los paradigmas que están impulsando las ciencias del comportamiento es la necesidad de aprender de los errores, y contar con una hipótesis contrafactual significativa (mediante un grupo de control bien elegido) es imprescindible para analizar los éxitos y los fracasos.

En segundo lugar, en las ciencias del comportamiento es fundamental el proceso. Básicamente, se trata de llevar el rigor científico a aspectos que solían carecer de él. Hay muchos nombres y acrónimos diferentes para designar los procesos, pero al final son todos una versión adaptada del método científico y siguen las mismas fases principales:

  • definimos con precisión el comportamiento que queremos fomentar;
  • llevamos a cabo un estudio formativo (por ejemplo, mediante análisis de la literatura, observaciones y entrevistas) para tratar de comprender el reto de comportamiento;
  • creamos soluciones potenciales basadas en los hallazgos de las ciencias del comportamiento en colaboración con las partes interesadas locales; y
  • Probamos estas soluciones, a ser posible mediante experimentos.

Este proceso nos lleva a considerar e incorporar constantemente pruebas y datos, en lugar de diseñar los programas de forma intuitiva.

En tercer lugar, las ciencias del comportamiento apuestan por la empatía. Tratamos de descubrir por qué hacemos lo que hacemos, y cómo reaccionamos a la presión. Nos basamos en la idea de que el cerebro es imperfecto y las decisiones que tomamos suelen ser complejas, así que muchas veces no nos comportamos de forma «racional», sobre todo si estamos distraídos, cansados o estresados.

El primer equipo de especialistas en ciencias del comportamiento para la infancia marginada

Mi experiencia en Tailandia me llevó a fundar el Center for Utilizing Behavioral Insights for Children (CUBIC), creado a principios de 2020 como el primer equipo de especialistas en ciencias del comportamiento centrado en los derechos y el bienestar de la infancia marginada. El CUBIC trata de mejorar el trabajo de Save the Children en todo el mundo aplicando a las necesidades de la infancia y de las familias las conclusiones de décadas de estudios de las ciencias del comportamiento.

Como ocurre con cualquier entidad emergente, el primer año del CUBIC fue todo un reto. Nos habíamos comprometido a poner en marcha proyectos de ciencias del comportamiento en colaboración con seis oficinas nacionales de Save the Children de países asiáticos. El personal necesitaría formarse en los métodos y las herramientas que habíamos decidido aplicar, y nosotros teníamos que crear el curso al respecto mientras seguíamos aprendiendo.

Nos pusimos en contacto con el Centro de Economía Conductual Busara, que nos proporcionó a dos especialistas para que trabajasen con nosotros a tiempo parcial durante seis meses. Esta colaboración fue valiosísima: cuando estás empezando a aplicar las ciencias del comportamiento, vale la pena invertir en aprender de forma práctica de los mejores.

Otro objetivo del CUBIC era difundir en Save the Children los hallazgos de las ciencias del comportamiento mediante un boletín enviado por correo electrónico. En una organización tan grande, con equipos repartidos por 118 países, sabía que muchas veces se eliminan los boletines sin leerlos. Aplicando el principio de las ciencias del comportamiento para explicar las ciencias del comportamiento, me di cuenta de que teníamos que ponérselo fácil a la gente. En lugar de enviar largos documentos técnicos, empecé con un correo semanal llamado In a Nutshell (En resumen), en el que se explicaba un principio de las ciencias del comportamiento en 150 palabras como máximo, usando un estilo sencillo y facilitando consejos sobre cómo aplicarlo en la vida personal o laboral.

Calculamos que más de mil personas lo leen todas las semanas, y recibimos constantemente nuevas solicitudes de inscripción. Ya hemos enviado más de un centenar de boletines en inglés, francés y español.

Pruebas con mensajes de texto en Filipinas

TherNo existe ninguna «varita mágica» en las ciencias del comportamiento: las soluciones basadas en este campo se tienen que poner a prueba cada vez que se implementan en un contexto nuevo. Lo que funciona para las familias de bajos ingresos de una ciudad estadounidense, por ejemplo, quizá no sirva en entornos urbanos de Asia o África. El primer experimento de campo del CUBIC consistió en adaptar a un nuevo contexto (la Gran Manila, en Filipinas) el programa ya probado Tips·by·Text,  que utiliza mensajes de texto para fomentar la colaboración de las familias en la alfabetización de los niños y las niñas.

“Las ciencias del comportamiento apuestan por la empatía. Tratamos de descubrir por qué hacemos lo que hacemos, y cómo reaccionamos a la presión”.

Implementamos la intervención durante la pandemia, cuando los centros de enseñanza preescolar estaban cerrados. Para adaptar el programa al contexto local, añadimos mensajes sobre aprendizaje social y emocional, disciplina positiva, prevención de la COVID-19 y bienestar parental. Enviamos tres mensajes a la semana durante 40 semanas, sugiriendo actividades sencillas que realizar con los niños y las niñas.

Para evaluar el impacto, llevamos a cabo un estudio controlado aleatorio con más de 1800 familias divididas en tres grupos: las que recibían los mensajes de texto; las que recibían los mensajes de texto y, además, una llamada telefónica cada dos o tres semanas para fomentar la participación; y un pequeño grupo de control formado por familias que no recibían nada. Al final del estudio, evaluamos la alfabetización y la capacidad de cálculo de los niños y las niñas mediante una herramienta innovadora de evaluación del aprendizaje a distancia ideada por Innovations for Poverty Action.

Por desgracia, la diferencia en las puntuaciones de los tres grupos resultó ser estadísticamente irrelevante. Sin embargo, cuando analizamos más a fondo los datos y nos concentramos únicamente en las familias que recordaban haber recibido los tres mensajes de texto que enviamos (con o sin llamadas telefónicas), sí que observamos que esos niños y niñas habían adquirido un nivel de alfabetización y capacidades de cálculo superiores a los logrados en el grupo de control (con una diferencia equivalente a cuatro meses de escolarización). Pronto compartiremos los resultados de la evaluación en el sitio web de Open Science Framework (OSF)

Nuestra conclusión: las intervenciones de Tips·by·Text podrían ser eficaces en Filipinas, pero solo en el caso de las familias que puedan recibir los mensajes de texto y prestarles atención. Dado su bajo coste, nos gustaría probar de nuevo Tips·by·Text, centrándonos en encontrar e implicar a familias receptivas e interesadas en un programa de crianza basado en mensajes de texto, a diferencia de lo que hicimos en el estudio piloto, cuando reclutamos automáticamente a las familias sin sondear antes su interés.

El CUBIC sigue aprendiendo y recopilando pruebas mediante la aplicación de las ciencias del comportamiento a diversos proyectos: en agosto de 2022, trabajaba en 18 proyectos de Save the Children en 12 países de Asia, África y Europa, en colaboración con profesionales presentes sobre el terreno. Además, estamos presentando este enfoque en ocho países de América Latina mediante nuestro primer curso en español, lo cual nos está ayudando a hacer realidad nuestra misión global: aplicar las ciencias del comportamiento con el fin de generar cambios para las niñas y los niños más marginados del mundo.

Todas las referencias se encuentran en la versión PDF de este artículo.

Allison Zelkowitz

Allison Zelkowitz es directora y fundadora del Center for Utilizing Behavioral Insights for Children (CUBIC), el primer equipo de especialistas en ciencias del comportamiento que se centra en las niñas y los niños más marginados del mundo, una iniciativa lanzada por Save the Children en 2020. Ha trabajado en el campo del desarrollo internacional durante 16 años y vive en Uganda.

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