¿Cómo seguirán afectando las consecuencias de la pandemia de Covid-19 a los niños y las familias durante los próximos años? Entre los posibles efectos, se encuentran las dificultades de los cuidadores a la hora de dedicar una atención receptiva a los pequeños debido al estrés por la pérdida de su medio de subsistencia; el deterioro creciente de la confianza en las instituciones gubernamentales que prestan servicios sociales a las familias; y los obstáculos a la hora de desplazarse, lo cual hará que aumenten las desigualdades geográficas.
Sin embargo, el periodo de cambios que ha traído consigo la pandemia también ha abierto un espacio político para acelerar ciertas tendencias y plantear nuevas soluciones. Durante los últimos dos años, mi organización, Capita, ha colaborado con KnowledgeWorks para analizar las transformaciones globales que se producen en la sociedad y el modo en que afectan al bienestar de los niños pequeños y de sus familias, utilizando para ello una “previsión estratégica”.
En octubre de 2019, publicamos Foundations for Flourishing Futures: A look ahead for young children and families (KnowledgeWorks Foundation y Capita, 2019), donde recogemos información sobre temas que podrían afectar a los niños de todo el mundo durante los próximos diez años. Esta previsión ahora también facilita ideas a los responsables de tomar decisiones sobre los caminos que se pueden seguir cuando remita la pandemia.
El objetivo de la previsión estratégica es estudiar las posibilidades que existen de cara al futuro y ayudar a las partes implicadas a utilizar dichas posibilidades para trazar un plan. Implica examinar lo que se da por cierto, observar las trayectorias y tendencias actuales y considerar alternativas de forma creativa, desafiando los límites de lo que es plausible en la actualidad.
Ha sido la primera vez que el equipo de KnowledgeWorks aplica la metodología de la previsión estratégica a la primera infancia. Partiendo de sus anteriores previsiones decenales sobre educación, se dieron cuenta de que tenían que consultar estudios más variados y entrevistar a expertos de campos más diversos, como la pediatría, sociología, demografía, educación de la primera infancia, política pública, y filosofía y ética de la tecnología.
Imágenes del futuro
El informe detalla cinco amplias tendencias que hay que tener en cuenta si queremos ayudar a los niños y a las familias a prosperar durante la próxima década:
- Las cifras de la salud: Las tecnologías emergentes y el conocimiento actual de la salud comunitaria están modificando el modo en que se mide el bienestar de los niños y las familias y la forma de atenderlos.
- Aprendizaje en tiempos de cambios: La incertidumbre social y económica, junto con los nuevos estudios sobre la importancia de las relaciones, está influyendo en la forma de abordar el aprendizaje temprano.
- Lagunas en la autonomía: Las nuevas ideas sobre la autonomía en la primera infancia, junto con el aumento de la desigualdad, están creando tensiones culturales y generacionales y ampliando la disparidad en el acceso de los niños a la libertad de expresión.
- Tensión en el tejido social: Como las estructuras de apoyo y las fuentes de información están cambiando, familias cada vez más diversas consultan los recursos de formas diferentes.
- El cuidado en primer plano: Las nuevas realidades económicas y laborales, junto con el envejecimiento de la población, están creando tensiones en cuanto a los valores relativos al cuidado y las estructuras encargadas de facilitarlo.
“La pandemia también ha dejado claro hasta qué punto la economía global depende de la disponibilidad de servicios de cuidado para los niños pequeños (en escuelas, hogares, guarderías y otros centros de cuidado infantil).”
Dentro de estos dominios, el informe propone varias “imágenes del futuro”, con el objetivo de que nos preguntemos si queremos acelerar el proceso de hacerlas realidad y plantearnos qué retos habría que afrontar para ello. Tres de estas imágenes descritas en el informe ilustran bien la idea.
En primer lugar, imaginemos una oferta de trabajo para un “urbanista pediatra”, encargado de ayudar a quienes toman decisiones en las ciudades a convertir los datos científicos sobre bienestar y desarrollo de la primera infancia en propuestas prácticas para aspectos como el diseño del transporte municipal o la remodelación de los espacios públicos.
En segundo lugar, supongamos que existe un programa de visitas domiciliarias universal, con financiación estatal pero con la intervención de distintas entidades certificadas (gubernamentales, privadas, sanitarias, sin ánimo de lucro…) especializadas en campos diversos. Cada familia puede elegir el proveedor de las visitas a domicilio, el cual tiene que buscar soluciones creativas para ganarse su confianza.
Por último, imaginemos la creación de “cooperativas de cuidado” en las que se reúnen grupos de vecinos para organizar servicios de cuidado flexibles y asequibles. Las familias comparan sus horarios, necesidades y poder adquisitivo, e idean soluciones eficaces para todos, aunque eso signifique que no todas pagan lo mismo ni dedican la misma cantidad de tiempo. Quienes tienen la posibilidad de trabajar desde casa se coordinan para establecer turnos durante la jornada laboral en los que cuidar a sus hijos y los de otros miembros de la cooperativa, mientras que quienes tienen horarios irregulares buscarán soluciones flexibles para dejar a sus hijos en casas de vecinos.
Oportunidades tras la Covid
Volver a la normalidad después de la pandemia sería un fracaso. A pesar de todas las dificultades, la situación también abre las puertas a muchas oportunidades. Por ejemplo, nos ha demostrado que nuestras vidas (individuales, colectivas y globales) dependen de la salud de personas, comunidades y naciones situadas en el otro lado del mundo. En los próximos años será urgente educar a los niños en la solidaridad, una tarea que forma parte de lo que en Capita llamamos “revolución de las relaciones” (Capita, 2019, en Internet).
Tras vivir la experiencia de las clases a distancia, ahora mucha gente valora más el trabajo de quienes se ocupan de la educación y el cuidado infantil. Esta nueva percepción, sumada a la labor heroica del personal sanitario, genera la oportunidad de convertir todos los tipos de cuidado en profesiones prestigiosas que ocupen un lugar central en las economías del futuro.
La pandemia también ha dejado claro hasta qué punto la economía global depende de la disponibilidad de servicios de cuidado para los niños pequeños (en escuelas, hogares, guarderías y otros centros de cuidado infantil). Ahora que se está prestando más atención al concepto de “capitalismo de los grupos de interés” (Samans y Nelson, 2020), resultará más fácil convencer a los responsables de tomar decisiones en las empresas para que den más importancia a las necesidades y preocupaciones de los empleados, accionistas o clientes con hijos pequeños.
Finlandia podría ser un ejemplo para otros países sobre cómo crear una hoja de ruta post-Covid mediante el uso de la previsión estratégica. El proyecto National Foresight 2020 está ayudando al país a planificar la próxima década. Tal como ha escrito recientemente un equipo de visionarios del grupo de reflexión Demos Helsinki (Minkkinen y otros, 2020):
Se puede decir que la crisis ha abierto las puertas al futuro de forma momentánea: ahora el futuro no parece ser una continuación obvia del pasado, sino que muchas cosas se nos presentan como posibles e inciertas.
Se pueden consultar referencias en la versión en PDF del artículo.