Incorporación de técnicas de modificación del comportamiento al diseñar espacios públicos

Pune demuestra por qué los proyectos infraestructurales necesitan información sobre el comportamiento para tener éxito

  • 30 marzo 2023
  • 6 minutos de lectura
Foto: Cortesía de Urban95 Pune, Municipio Pune Corporation/Fundación Bernard van Leer, Taru Leading Edge, y Ecofirst.

Neha, que tiene tres años, vive con su madre, Vedica, en un edificio alto de viviendas hacinadas de Kondhwa, un barrio de Pune, la séptima ciudad más grande de la India. Vedica se ocupa de Neha a diario y la lleva a jugar al parque más cercano. El padre de la niña interactúa un poco con ella por la tarde al volver del trabajo y luego se dedica a mirar la televisión o el teléfono móvil.

Vedica es consciente de la importancia del juego al aire libre y de la estimulación sensorial para el desarrollo cognitivo durante la primera infancia, pero le preocupan la seguridad y la calidad de los espacios públicos que tiene cerca de casa. Durante la pandemia de COVID-19, tuvo que quedarse en casa con Neha y se acostumbró a darle un dispositivo digital para que se entretuviera mientras ella realizaba las tareas domésticas.

Según un estudio conductual que realizamos en 2022, su situación es similar a la de muchas familias de Pune. La novena parte de la población de la ciudad, que supera los tres millones de habitantes y sigue creciendo, son niños y niñas de hasta 6 años, que en muchos casos no tienen la posibilidad de jugar en contacto con la naturaleza en lugares saludables y estimulantes para los sentidos, algo que fomenta la interacción y la socialización.

No es un problema nuevo: en la evaluación de referencia realizada en 2018 cuando Pune se sumó a la iniciativa Urban95, ya se señaló la necesidad de aumentar las oportunidades de jugar al aire libre en espacios públicos como parques, pues solo el 8% de los niños y niñas jugaban en este tipo de espacios, mientras que el 32 % de la población infantil lo hacía en la calle y el resto en espacios cerrados del edificio en que viven.

Ante esta situación, el equipo de Urban95 de Pune decidió poner en marcha una intervención temporal para instalar elementos de juego sensoriales en un parque de la ciudad. Sin embargo, como el estudio se centró en averiguar qué infraestructuras se necesitaban, sin tener en cuenta los factores conductuales, el programa no alcanzó el éxito que podría haber tenido.

No basta con cambiar las infraestructuras

Young child playing on colourful pathway with a caregiver

Foto: Cortesía de Urban95 Pune

El espacio temporal con elementos de juego sensorial tuvo un pequeño efecto positivo: en la evaluación de referencia, se había observado que los días laborables un 14% de las personas que acudían al parque eran menores de hasta 5 años, mientras que la proporción pasó a ser del 16% después de la intervención. Pero el proyecto también puso de manifiesto los riesgos de concentrarse únicamente en las infraestructuras sin tener en cuenta otros factores.

En primer lugar, no todo el mundo apreció la creación de un espacio dedicado al juego sensorial. Sobre todo las personas de edad más avanzada opinaban que, si las niñas y los niños pequeños utilizaban esta parte del parque, no se podría hacer yoga o ejercicios de respiración en ese espacio. En parte esta reticencia indicaba que no se había hecho un esfuerzo por comprender cómo utilizaban el parque a diario otras personas ni por explicarles el proyecto para tranquilizarlas y evitar malentendidos.

También el personal encargado del mantenimiento del parque se mostró reticente (una vez más, porque no se habían analizado ni gestionado sus expectativas). Daban por hecho que parte de su trabajo era garantizar que los niños y las niñas permanecieran en las zonas con elementos de juego, pero la iniciativa estaba pensada para animar a los niños y las niñas a explorar todo el parque. Al igual que a los miembros de la asociación de residentes por el bienestar, les preocupaba que los niños y las niñas estropearan la hierba y las flores.

Al final, aumentó la cantidad de niñas y niños pequeños que acudían al parque, pero muy poco. El estudio del 2022, centrado en analizar los factores conductuales, reveló los motivos de este resultado decepcionante. Por ejemplo, muchas familias no veían con buenos ojos los parques públicos porque son lugares accesibles para todo el mundo y no les gustaba la idea de que sus hijos o hijas se relacionasen con niños de otros niveles socioeconómicos.

El equipo comprendió así que no basta con ocuparse únicamente de las infraestructuras y decidió hacer un mayor esfuerzo en el futuro por conocer y abordar los comportamientos que podían favorecer u obstaculizar el éxito de un proyecto determinado.

Un enfoque más holístico

Children playing with a musical instrument with a caregiver

Foto: Cortesía de Urban95 Pune

Con el apoyo del Centro de Programas de Comunicación de la Universidad John Hopkins y el Centro de Comunicación y Cambio de la India, la segunda fase del programa comenzó en marzo-abril de 2022.1 con la creación de mapas de datos conductuales. La idea era generar información sobre los factores que desaniman o animan a las familias a utilizar los servicios para la primera infancia cercanos, y la experiencia de los proveedores de servicios en la ejecución, el mantenimiento y la prestación de servicios para la primera infancia en distintos destinos.

El equipo organizó debates en grupo con madres y padres de menores de hasta 6 años de edad, entrevistas detalladas con proveedores de servicios prestados en instalaciones y con personas cuidadoras que no acuden a las instalaciones, y creación de mapas sociales para conocer a fondo la infraestructura social y física de las familias. El estudio fue revelador en cuanto a los factores prácticos que desmotivan a las familias a la hora de llevar a los niños y las niñas al parque: desde la higiene deficiente de los aseos hasta la presencia de animales sueltos.

“La idea era generar información sobre los factores que desaniman o animan a las familias a utilizar los servicios para la primera infancia cercanos”.

También se observaron aspectos interesantes relativos a las normas sociales: por ejemplo, la idea de que llevar a los niños y niñas al parque entre semana se considera una responsabilidad de la madre en lugar de algo que pueden hacer también de forma habitual los padres o los abuelos. Esto significa que, si la madre está ocupada con tareas laborales o domésticas, el niño o niña no va al parque. Como en el caso de Vedica y Neha, comprobamos que para las madres el uso de pantallas se ha convertido en una forma habitual de distraer a sus hijos o hijas mientras realizan las tareas domésticas.

En el momento de redactar este artículo, estos datos se están utilizando en la elaboración de un enfoque más amplio y holístico que utiliza el modelo ecológico social para cambiar el comportamiento en el terreno de los cuidados en general, y en lo que se refiere al juego al aire libre en particular. Este modelo destaca la interacción de un individuo con su entorno inmediato (familia, grupos de iguales, comunidad, sociedad y política en sentido amplio) y la influencia que este ejerce en él o ella.

 “Hay que conocer los factores que dificultan o facilitan el uso de las infraestructuras y, para eso, se necesita un enfoque basado en datos conductuales”.

Se prevé que este enfoque se centre en cambiar las actitudes y percepciones entre las personas cuidadoras y otras partes interesadas. Por ejemplo, podrían lanzarse campañas de comunicación pública sobre los peligros de pasar demasiado tiempo ante una pantalla y sobre las ventajas para las niñas y niños pequeños de interactuar con más miembros de la familia y con personas de su edad de distintos grupos socioeconómicos. También podrían organizarse talleres de capacitación con el personal de los parques para que apoyen futuras intervenciones.

«Si lo construyes, vendrán» es una cita de una película que alude a la importancia de crear infraestructuras. Pero nuestra experiencia en Pune demuestra que eso no basta: hay que conocer los factores que dificultan o facilitan el uso de las infraestructuras y, para eso, se necesita un enfoque basado en datos conductuales.

Children enjoying a moment of sensory play in the garden in Pune

Foto: Cortesía de Urban95 Pune

1 More about the work of the Johns Hopkins Center for Communication Programs and the Center for Communication and Change – India can be found at https://www.ccci.org.in

Todas las referencias se encuentran en la versión PDF de este artículo.

Prakash Paul

Prakash Kumar Paul es asesor externo de Urban95 en la Fundación Bernard van Leer en Nueva Delhi. Como urbanista experto, ha ejercido diversas funciones en organizaciones como el Banco Asiático de Desarrollo, Bloomberg Philanthropies y NCAER. Con sus más de 15 años de experiencia amplia y diversa en investigación urbana aplicada, planificación urbana, gestión de conocimientos, iniciativas de capacitación, gestión de proyectos y supervisión de programas, asesora a las ciudades del programa Urban95 sobre identificación de proyectos, recopilación de datos y formulación, implementación y supervisión de proyectos. Tiene un máster en Planificación Urbana y Economía Aplicada.

Uttara Bharath Kumar

Uttara Bharath Kumar tiene más de 29 años de experiencia en salud pública y comunicación de cambios conductuales y sociales. Trabaja desde 1997 como asesora sénior sobre capacitación y cambios conductuales y sociales con el Centro de Programas de Comunicación de la Universidad Johns Hopkins. Entre otros programas globales, colabora junto a su equipo con la Fundación Bernard van Leer en la India, aportando a su trabajo un punto de vista conductual. Ha liderado numerosos programas de formación e iniciativas de comunicación sobre salud global que gozan de un gran reconocimiento y han sido galardonados. Tiene un máster en Salud Pública de la Bloomberg School of Public Health de la Universidad Johns Hopkins.

Sanjeeta Agnihotri

Sanjeeta Agnihotri es directora del Centro de Comunicación y Cambio de la India, en Nueva Delhi. Tiene una década de experiencia en liderazgo de comunicación de cambios conductuales y sociales, investigación sobre salud pública y gestión de programas. Ha trabajado con una amplia gama de entidades del mundo del desarrollo, agencias de las Naciones Unidas, departamentos gubernamentales e instituciones académicas sobre desarrollo social y cuestiones de salud pública. Ha dirigido diversos talleres de capacitación sobre conceptos de cambio como el Proceso P, el diseño centrado en el ser humano y la economía conductual, y forma parte de la Secretaría Regional del Sur de Asia de comunicación de cambios conductuales y sociales (SBCC).

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