Las experiencias de infancia compartidas crean recuerdos mágicos

En el estudio que realizamos para las intervenciones de Pé de Infância, hablamos con casi un centenar de padres y madres (de zonas urbanas y rurales) sobre sus recuerdos de infancia. En los debates en grupo, nos contaron experiencias de intenso sufrimiento: agresiones sexuales, maltrato psicológico y físico, madres abandonadas… Después de lo que habían vivido, pensaban que lo más importante en la crianza era lograr que los niños y niñas se hiciesen fuertes y resilientes para afrontar lo que les depare el futuro.

También observamos que, al rememorar su infancia, recordaban también a alguien que les suscitaba alegría, y que pensar en estas personas seguía alegrándolos incluso ahora. Por muy difícil que fuese su infancia, siempre había alguien (madre, padre, abuelo, docente, vecina o madrina) que les cantaba una canción, jugaba con ellos, les contaba un cuento o de un modo u otro creaba una experiencia significativa.

Fotos: Ayuntamiento de Jundiaí (São Paulo); Cléber Almeida; Pedro Amora; Dane Dalastra; Bruno Enrique

T., un hombre de 31 años y padre de João Vítor (de 2 años), dice que volvió a nacer con la llegada de su hijo. Nos cuenta que tuvo una infancia dura, pues su padre era alcohólico y presenció muchos episodios de violencia doméstica. Pero habla con cariño de una profesora y recuerda especialmente un chiste que solía contar. Cuando lo menciona, le cambia la cara:
sonríe y se ve que disfruta contando el chiste.

B., madre de Lorena, se crio con nueve hermanos en el interior del estado de Bahía. Cuando eran pequeños, la madre de B. huyó a casa de un familiar para escapar de su marido. Vivieron una infancia precaria marcada por la violencia, pero cuando B. recuerda cómo cantaba con su madre, habla con entusiasmo. Cuenta al grupo que, cuando le canta esas canciones ancestrales a su hija, se acuerda de su madre.

Nos dimos cuenta de que, al hacer aflorar estos recuerdos de infancia en los espacios urbanos, podíamos fomentar nuevos comportamientos. Buscamos formas de recordar a los padres y las madres momentos alegres de su infancia y les animamos a crear recuerdos de este tipo con sus hijos e hijas.

Durante los encuentros, analizamos las tareas diarias y semanales de las familias, y constatamos que no siempre tienen tiempo y dinero para llevar a los niños y niñas a lugares pensados para jugar. Así que nos concentramos en los lugares por los que pasan habitualmente (calles, muros, paradas de autobús, escaleras) y nos preguntamos cómo podíamos utilizarlos para fomentar nuevos comportamientos. Pintamos trabalenguas, cuentos, juegos y sugerencias lúdicas. ¿Cómo vas a subir estas escaleras sin cantar? «Uno, dos, frijoles y arroz…».

«Sigo el mismo recorrido que antes, pero ahora me encuentro juegos por el camino que me recuerdan que interactúe con mi hijo para que pase un rato divertido y positivo», cuenta Ingrid, de 24 años.

Muchos municipios ya están llevando estas intervenciones a otros barrios: son sencillas y económicas, pues basta una brocha y un bote de pintura y, además de fomentar un cambio de comportamiento en las personas cuidadoras, también hacen que los espacios públicos resulten más agradables para toda la población.

Imágenes: Cortesía de Allma Hub

Recordatorios digitales para reforzar las actividades físicas

Durante el estudio, nos dimos cuenta de que no hay que idealizar el cuidado infantil, sino reconocer que es una tarea exigente y fatigosa, un trabajo no remunerado que suele ser invisible y solitario. Como vimos que hasta las familias más vulnerables de Brasil tienen WhatsApp, decidimos usar este canal para lanzar un reto consistente en el envío de 21 mensajes inspiradores, empoderadores y alentadores para las personas cuidadoras, con imágenes y palabras sencillas. Los escribimos nosotras mismas, inspirándonos en la Teoría U y en la obra de Deepak Chopra.

Cada día las familias reciben un audio, un mensaje de texto o una imagen con una misión: por ejemplo, «a la hora del baño, cuenta a tu hijo/a un cuento de tu infancia» o «piensa en algo que te gustaría que tus padres hubieran hecho contigo, y hazlo con tu hijo/a».

Estas misiones tratan de que los padres y las madres sean conscientes de los traumas de su infancia y les den un nuevo significado. Ayudan a la persona cuidadora a verse como alguien único y esencial, capaz de interrumpir el ciclo del trauma y de crear nuevas formas de actuar.

En el futuro, el reto de WhatsApp podría llegar a más familias desde más guarderías y servicios de asistencia social. Aunque hemos concebido las intervenciones físicas y los mensajes de WhatsApp como iniciativas complementarias, algunos municipios han obtenido resultados positivos implementando solo una de ellas.

Todas las referencias se encuentran en la versión PDF de este artículo.